tú y yo somos

Isabel quiere entrar en el Tinell

FERRAN MONEGAL

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Dado que el Museo de Historia de la ciudad de Barcelona ha prohibido que la serie Isabel (TVE-1) grabe escenas en el Tinell, en casa nos ha entrado una afición bárbara por esta teleserie. Es lo que tienen las prohibiciones: no hacen más que aumentar el interés por aquello que prohiben. Efectivamente. Esta producción está bastante bien hecha. La interpretación es muy buena, y precisamente está plagada de actrices y de actores catalanes, como Michelle Jenner (Reina Isabel), Ramon Madaula (Gonzalo Chacón), Jordi Díaz (Andrés Cabrera), Lluís Soler (Fray Hernando de Talavera), Jordi Banacolocha (Juan II de Aragón), Pere Ponce... Por poner solo los que tienen mayor papel en esta serie que produce -curiosamente también- una productora catalana: la empresa Diagonal TV. Al parecer alegan los prohibidores que la serie no se ajusta a lo que podríamos llamar la verdad, o la fiabilidad histórica. Hombre, es una serie de televisión, no un doctorado sobre el fin de la Edad Media. Pero les puedo asegurar que esta Isabel no es el tortuga ninja Àguila roja. Dentro de mi enciclopédica ignorancia he intentado buscar ucronías escandalosas en esta serie. Y he encontrado una muy gorda: la Isabel que nos presentan a través de la deliciosa Michelle Jenner mejora una barbaridad a la Isabel que reinaba en 1492. ¡Ahh! Eso es tremendo: les ha salido una Reina de Castilla muy delicada y hermosa. También he notado que, en las escenas de guerra -esta semana, el asedio a la ciudad de Burgos y la batalla contra el ejército de Alfonso V de Portugal-, la precariedad de medios es manifiesta. Cuatro espadachines huérfanos, ruido de cañones sin ver cañones, y ningún plano general para que no veamos que no hay personal contratado para que haga de tropa. Pero esas carencias son fruto de los recortes en los que se encuentra sumergida TVE.

Al margen de estas pequeñas miserias, el resto de la producción sigue cauces bastante más fiables de lo que se puede esperar de una serie para la tele. La escena de Isabel, en Burgos, traicionando a la comunidad judía que tanto le ayudó, y hasta obligándoles a llevar «una rodela bermeja cosida en la ropa para identificarles», es luminosa. Pintan a una Isabel  físicamente muy hermosa, es verdad, pero nos enseñan también su lado oscuro y traicionero. Resumiendo: ruego que la dejen entrar en el Tinell. No nos escatimen esta escena, que tendrá al nostrat Julio Manrique como Cristòfol Colom.