Hedor

Barcelona es un privilegio tener cerca una tierra tan fértil como la de El Prat

PERE PUIGDOMÈNECH

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Hace unos días olía mal en Barcelona. No se ha confirmado, pero una de las posibilidades es que el origen estuviera en un tratamiento con estiércol en el Baix Llobregat. Esta es una de las maneras más normales para abonar la tierra y no debería escandalizar a nadie si resulta que huele mal uno o dos días. Si queremos agricultura de proximidad y reciclaje de los residuos, es normal que a veces percibamos olores.

A pocos kilómetros de Barcelona hay una tierra fértil que produce productos de la huerta de gran calidad. Su superficie ha disminuido progresivamente por la construcción del aeropuerto, carreteras, trenes y edificaciones. Finalmente ha sido delimitada una zona donde se mantiene la actividad, el Parc Agrari del Llobregat. Las amenazas no han desaparecido, además de que la mano de obra es cara y la proximidad de pueblos y ciudades la hace diana de robos. Unos cuantos agricultores siguen cultivándola y, sobreponiéndose a los problemas, pueden vivir de su trabajo.

Para Barcelona es un privilegio disponer tan cerca de tierras como las de El Prat. También las hay en el Maresme y lo que queda del Vallès. Genera sobre todo una fruta y una verdura de calidad que no deberíamos perder. Quizá podríamos incluso recuperar algunas zonas del delta del Besòs donde antes también había buena tierra. Demasiado a menudo, en el pasado reciente hemos edificado sobre las mejores tierras. Por eso hay que tener clara la ordenación del territorio que queremos, estar dispuestos a pagar un poco más por productos de calidad y no molestarse cuando los agricultores utilizan como abono algún tipo de basura que huele mal. Quizá los que se quejan más son aquellos que conducen, con solo uno o dos ocupantes, grandes automóviles que envían gases malolientes a la atmósfera. Y si algún turista nos lo pregunta, deberíamos responder con orgullo, si el origen de la peste se confirma, que en Barcelona sabemos lo que hacemos incluso con el estiércol que producimos.