Había banderas antes del fútbol

Vi por TV-3 la final de Copa entre el Barça y el Sevilla. No haré un análisis del partido, que ya lo han hecho bastante detalladamente los periodistas deportivos. Solo subrayaré que el encuentro fue jugado con una constante intensidad por los componentes de ambos equipos. Un partido 'fuerte', de un resultado dudoso durante mucho tiempo. Con prórroga incluida. Un partido que acabó ganando el Barcelona, que ejerció una presión tenaz e inteligente.

En otros ámbitos, la inteligencia y la tenacidad también son ingredientes muy importantes para lograr el éxito de una empresa. Más allá del fútbol, la capacidad de juego, de voluntad y de resistencia son, evidentemente, cualidades decisivas. En el campo de la política, por ejemplo.

Pero el otro día me pareció que se producía una rareza. En una disputa deportiva entre un equipo de Barcelona y un equipo de Sevilla, ¿qué hacían unos espectadores que portaban banderas de España? ¿Es que España se jugaba algo?

Aceptado que el deporte puede estar politizado, y que a menudo se mueve por instintos patrióticos, es comprensible que en un partido de España contra Italia, o contra Francia, alguien nacionalmente apasionado quiera animar a su equipo haciendo ondear una bandera española. ¿No habría sido más coherente que los únicos opositores al triunfo del Barça hubieran exhibido la bandera de Andalucía? Pero no. Se produce el fenómeno de que una bandera 'nacional' es alzada contra una bandera considerada 'regional'. No sé si este hecho tiene muchos precedentes.

Coromines explica que 'bandera' es una palabra que proviene del gótico, y que es común a todas las lenguas romances. La bandera catalana debe ser una de las más antiguas de las que han existido y siguen existiendo, porque la tradicional de las barras amarillas y rojas ya está documentada como existente en el siglo XIII. Tardaría mucho en inventarse el fútbol.