Análisis

Golpe de estrategia

Rivera obliga ahora a Rajoy a poner en marcha el reloj de la democracia

Estas son las seis condiciones de Rivera para dar el 'sí' a Rajoy

Estas son las seis condiciones de Rivera para dar el 'sí' a Rajoy / periodico

JOAQUIM COLL

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Las seis condiciones que ayer exigió el líder de Ciudadanos para empezar a negociar "en serio" la investidura de Mariano Rajoy son un gesto inteligente y atrevido. Son seis requisitos preliminares que, en caso de ser aceptados, justificarían el fin del veto personal que hasta ahora Albert Rivera ponía al presidente en funciones."Quien no puede limpiar su casa no puede limpiar España de corrupción", ha dicho durante meses en referencia a Rajoy. O "mientras el PP no apueste por la renovación y la regeneración, seremos la oposición responsable", insistía en Twitter días atrás.

El obstáculo para negociar "de verdad" tenía nombre y apellidos. Ahora, con el paso al posible voto afirmativo ha  deshecho una absurda estrategia que consistía en plantear un doble pulso; a los socialistas, para que cambiaran sin más su negativa a Rajoy por una abstención, y al PP, para que cambiara de candidato.

El paso del tiempo y la encuesta del CIS de esta semana confirmaban que esta estrategia estaba condenada al fracaso. No tenía ningún sentido exigir al PSOE la abstención mientras C¿s siguiera considerando a Rajoy poco menos que un apestado. La presión mediática para que Pedro Sánchez se pasara al campo de la abstención no estaba surgiendo efecto, ni dentro del partido, ni en el electorado.

Las llamadas a la rebelión interna chocaban con un PSOE donde en este punto no existe ninguna fisura orgánica relevante. Si Rajoy no conseguía el apoyo explícito de Rivera, los socialistas no podían pensar en abstenerse para evitar el bloqueo en la formación de un nuevo gobierno del que poder ser la oposición. Además, el tiempo está empezando a correr a favor de los socialistas. Unas tercera elecciones no serían su tumba definitiva, como muchos afirmaban hasta ayer, sino probablemente su resurrección frente a un Podemos en clara caída una vez fracasada su estrategia de 'sorpasso' el 26-J.

CONTROL DE LOS TIEMPOS

Tampoco Rajoy estaba dispuesto a considerar la posibilidad de tirar la toalla sin antes intentar que reventasen otros. Por si fuera poco, con Ana Pastor como presidenta del Congreso, el PP controla los tiempos de la investidura. Y las elecciones vascas y gallegas de finales de septiembre, amenazaban ahora con llevarnos a un escenario insufrible, absurdo y cansino. Finalmente, los populares en una tercera convocatoria podrían repetir o mejorar resultados a costa de C’s.

Todo esto explica el cambio anunciado este martes por Rivera. En realidad, no es nada diferente de lo que ya hizo su partido en Andalucía, Madrid o Murcia. Exigir un compromiso firme y resolutivo contra la corrupción, entre otras cosas. El problema aquí es que Rajoy preside un partido que irá a juicio por corrupción y que tenía a Bárcenas de tesorero. Aunque en su fuero interno Rivera no quería negociar con Rajoy, no ha tenido más remedio que dar este paso para evitar caer en la irrelevancia y el riesgo de unas terceras elecciones.

Es una salida inteligente pero también una apuesta atrevida porque ha de comprometer realmente al PP en estas cuestiones. No puede parecer que es un mero maquillaje. Superada esta fase, habrá que ver hasta dónde llega la ambición de Rivera. Vendrá la segunda negociación, la programática, y la posibilidad de constituir un gobierno de coalición, con enormes riesgos y ventajas. De entrada lo más positivo es que, gracias a este golpe de estrategia, pronto sabremos la fecha de la investidura. Con ello, Rivera obliga a Rajoy a poner en marcha el reloj de la democracia.