tú y yo somos tres

Gala fallida y uno que resucita

ferran
Monegal

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Pésima iluminación -parecía que en lugar de focos habían puesto las velas de un vía crucis- ausencia de fluidez, falta de ritmo y entusiasmo escaso. Así ha transcurrido la decepcionante gala-maratón para ayudar a los niños más desfavorecidos (Gala por la infancia, TVE-1). O sea, excelente intención, pero pésima construcción y peor puesta en escena. Así les ha ido: 6,7% de audiencia, y una recaudación de apenas 700.000 euros.

Hombre, ya sabemos que la reina de las maratones es TV-3, que siempre recauda 8 millones de euros como mínimo, pero de la gran TV pública estatal cabía esperar más sintonía. Aquí lo más relevante ha sido la resurrección de Jaime Cantizano como presentador. ¡Ahh! Desde que Antena 3 TV cerró DEC (Donde estás corazón) en el 2011, y abandonó definitivamente aquel estilo contenedor, tan típico de Tele 5, Cantizano ha estado practicamente missing. Ha hecho alguna cosita puntual, un ¡Mira quién baila! y poco más.

Es un tema meditable ese retiro de la criatura. Lo último que recuerda mi canario flauta, la última imagen que de Cantizano tiene Papitu, es entrevistando al bailaor Antonio Canales y rebañando en aquel infame recreo de las felaciones con su novio en una playa de Sitges. Han pasado tres años de aquella basura. Ver que ahora resucita y presenta una gala por la infancia es un contraste tremendo. Seamos justos: es un evidente salto cualitativo. Quizá es una forma de intentar redimirse. Una operación lavado, para borrar los fétidos tiempos de DEC. Cabe advertir que la memoria no borra de un plumazo los recuerdos. Pero el tiempo los mitiga. Sería mezquino negarle a Cantizano el derecho a resucitar en la tele, con otro registro.

TVE Y EL DINERO DE TODOS.- La Intervención General del Estado comienza a hacer público lo que nos cuestan los programas que TVE compra y emite. ¡Ah! Hasta ahora esto se llevaba con mucho oscurantismo. Son sorprendentes algunas de las cifras. No molesta que TVE haya pagado 726.000 euros por cada capítulo de Isabel. Es una serie histórica muy bien hecha. Da sentido a un canal público. Lo intolerable es que una birria, y un fracaso, como Uno de los nuestros -un producto típico de las privadas- nos haya costado 3,5 millones, o sea, 315.000 euros por capítulo. O los 47.000 euros diarios que hemos pagado por Entre todos, el sonrojante festival de la limosna de Toñi Moreno. Eso sí que encabrita.