Florentino quiere referendo

Nos han contado en Crackòvia que don Florentino Pérez (Jordi Rios) está celoso de lo que ocurre en Catalunya. Y para no ser menos, también ha decidido hacer una consulta, un referendo, con dos preguntas nítidas: «¿Quiere usted reformar el Bernabéu?»; y en caso afirmativo: «¿Quiere que las obras las haga ACS?» ¡Ahh! Sale un resultado estupendo. Como solo vota él, o sea, que en la urna solo hay su papeleta, la consulta queda aprobada por unanimidad, y el gran Florentino Pérez manda a sus tremendas escuadras de apisonadoras y bulldozers a remodelar el estadio para hacer el gran negocio. ¡Ah! El sketch de Crackòvia es luminoso. Resalta el chollo, la ganga, la bicoca de todo aquel que preside una institución atomizada en miles y miles de socios. Se transforma en el rey del mambo y, a base de obras y más obras -con presupuestos hinchados, naturalmente-, levantan fortunas estupendas. Podríamos extrapolar el caso y considerar la institución como si fuera un país entero. No obstante, el sarcasmo de los crackovianos ha quedado un punto ingenuo. Hoy los reyes del mambo, que son listos y tienen experiencia, ya no designan a sus propias empresas para otorgarles las contratas a dedo. Eso canta mucho. Ya no se lleva. Hoy se utilizan tinglados empresariales paralelos, aparentemente ajenos. Y los porcentajes que se distraen -las mordidas, como dicen en México- son la salsa que fluidifica el negocio.

NOCHES 'PAQUIRRINAS' .- Le ha contado Quico Rivera Paquirrín a Pablo Motos (El hormiguero, A-3 TV) cómo estructura sus noches de juerga. O sea, qué plan sigue cuando sale de parranda en busca de alguna hermosa muchacha en silvestres discotecas. Su método es el siguiente: «De 12 a dos de la madrugada, busco la mejor. De tres a seis, la que sea. Y a partir de las seis, si es mujer, mejor».  ¡Ah! Zafio modus operandi el de este famosete. Lo que le echen.

TOM WOLFE .- Se ha sentado Óscar López (Página 2, La 2) con esa leyenda viva del articulismo periodístico, Tom Wolfe. Le ha preguntado si, al paso que vamos, va a quedar en el mundo alguien que lea. Contestó: «En no más de 10 años el acto de leer se transformará en algo socialmente ventajoso. Los que no lean serán considerados gente sin brillo. Solo hay dos alternativas: o leer o la estupidez». La predicción de Wolfe es tan hermosa como utópica.