La clave

Europa sin jóvenes

ALBERT SÁEZ

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Dice Angela Merkel que «Europa no es una tierra de futuro para los jóvenes». Lo dice, y gana las elecciones en Alemania. Lo dice, y es reelegida líder de la CDU, la democracia cristiana en Alemania. Pero, ¿tiene sentido una política que deja a los jóvenes sin futuro? El problema no es Merkel. El problema es Europa. Los sabios de Bruselas llevan años anunciando que esto pasaría. La conjunción de la globalización con el envejecimiento de Europa y el mantenimiento del Estado del bienestar provoca una  progresiva pero inexorable pérdida de competitividad de las empresas, de los trabajadores y de los productos en Europa. Solo Alemania -gracias a la potencia técnica de su industria- y Francia -por el proteccionismo de los sectores económicos básicos- pueden intentar sobrevivir. Pero no por mucho tiempo. Merkel, finalmente, ha tenido que ceder a la depreciación del euro y Hollande va a sacrificar más pronto que tarde la semana laboral de 35 horas.

Podemos ir cambiando gobiernos de centroderecha y de centroizquierda e incluso experimentar con alguna forma de populismo. Pero ninguno de estos remedios va a solucionar la raíz del problema. Abrir nuestros mercados a los productores que compiten desde paraísos laborales es dejar a los jóvenes europeos a los pies de los caballos de la precariedad y del mileurismo. Permitir que la lógica financiera sea la única que gobierna la economía les deja fuera de la órbita del bienestar. No hay industria más rentable que la pura especulación con el precio del trabajo, de las materias primas o de los impuestos. Si la fiscalidad no compensa esta inicial desigualdad, el binomio entre bienestar y competitividad será definitivamente incompatible.

Esquivar el problema

Debatir serenamente estos asuntos es la gran oportunidad perdida de esta crisis. Los bancos alemanes prefirieron salvar sus cuentas antes que cambiar de lógica. Merkel prefirió salvar a los bancos a afrontar el problema de cara. Zapatero y Rajoy prefirieron salvar a España antes que reformarla. Mas optó por salir de España antes que sacudir Catalunya. El futuro se perdió entonces.