La rueda // ANTONI Bassas

Esta no es nuestra Iglesia

ANTONI Bassas

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Por supuesto que defiendo el derecho de los obispos españoles a manifestarse por lo que crean oportuno y a movilizar a tantas personas como quieran. Están en su derecho.

Pero también somos muchos los que nos sentimos en el derecho a afirmar que el acto del pasado domingo en Madrid nos dolió como cristianos y que creemos que ha causado un enorme perjuicio a la imagen de la Iglesia católica.

En Madrid, los obispos rebajaron la fe al nivel de una ideología, atacando a un Gobierno y pidiendo encubiertamente el voto para un partido (partido que, pregunto, en caso de volver a gobernar, ¿derogará la ley del divorcio, del aborto o del matrimonio homosexual?, ¿o recomendará a sus dirigentes y votantes que no las utilicen?).

No nos molesta la Iglesia en la calle. Al contrario, nos gustaría verla mucho más, pero no participando del juego del poder, sino junto a los sin derechos. Sin embargo, hace ya tiempo que cuanto más hablan algunos obispos, menos oímos el Evangelio. Suponemos que debe de estar en consonancia con su radio: la emisora que más debería trabajar por la concordia es la que siembra más discordia.

Por contra, la Iglesia en la que todavía creemos muchos cristianos quiere a todo el mundo. Comprende y acoge. Y sonríe. No habla con voces engoladas, ni proclama apocalipsis de bolsillo. Es consciente de sus errores y sabe que no puede ir dando lecciones. Está más interesada en perdonar que en condenar. Y si se enfada con alguien es con los hipócritas, exactamente igual que Cristo en el Evangelio. Nuestra Iglesia respeta la libertad de la persona, y ha dado y da vidas admirables, sobre todo entre los que, además de trabajar por los pobres, han preguntado en voz alta por qué hay pobres.

No nos esconde que ser cristiano es muy difícil, porque difícil es darse al prójimo. Por eso no puede reducir la fe a la obediencia ni al cumplimiento de un manual, y menos aún a la simpatía por una opción política. Nuestra Iglesia no está obsesionada por el sexo y cree que allí donde haya una familia que ame y que ame de verdad, hay también una familia cristiana.