El sistema es antigente

Lo dicen los locutores con una mueca, como si estuviesen describiendo algo perverso. Lo escriben algunos opinadores con muy mala leche, dicen: "los anti -remachando el anti- sistema". Lo suelen escribir entre comillas para mayor énfasis. Es la etiqueta que cuelgan ante lo desconcertante, y se quedan tan panchos. No está acuñado para la CUP, En Comú Podem o Podemos, viene de lejos, para invalidar a cualquier persona, o grupo que los descoloca. Es una cantinela que pretende estigmatizar. Pero ya no cuela. Resulta que gran parte de la gente ha votado antisistema o se siente antisistema. Porque es lo lógico, estar descontento con un sistema que permite las barbaridades que vivimos, y querer cambiarlo. Ahora sabemos que los más afines al sistema son los grandes mangantes del país. Los que se aprovechan del sistema para irnos esquilmando. Los más sistema son Rato, Bárcenas, el clan Pujol, el PP, el PSOE, Convergència, el IBEX… Por tanto ser tildado de antisistema ya no es un insulto sino más bien un piropo. Es más, toda persona sensible suele tener cierta tendencia a ser crítico con su habitual sociedad, en aras de mejoras.

Otro presunto insulto es radical. El inefable ministro del sistema, Jorge Fernández acaba de lanzar la web 'Stop radicalismos'. Otra memez, pues ser radical en cierto sentido está muy bien. Si Gaudí decía que ser original es ir al origen, bienvenidos pues los radicales nobles, quienes quieren cambiar las cosas de raíz, desde los cimientos, que buena falta nos hace. La estrategia de estos etiquetadores es lógica, necesitan denigrar. Saben que asustan a la gente, y mezclan estas denominaciones con extremista, separatista, y hacen un tótum revolútum con el gran estigma: terrorista. De forma que luego todo queda relacionado en el subconsciente. Pero se olvidan de que el consciente de la mayoría ya no se chupa el dedo.