El móvil como espejo

ALBERT
Sáez

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Cada vez más a menudo observo personas en el tren -la mayoría chicas jóvenes- que utilizan el móvil como espejo para maquillarse. Pertenecen a esta generación que mira el mundo a través de las fotos que hacen, que comparten, que miran, que trasforman en memes, que guardan y que recuperan. A los mayores de 40 años raramente se nos ocurriría conectarnos a una grabadora de video en modo selfi para peinarnos, afeitarnos o empolvarnos. Pero ellas lo hacen con total naturalidad.

Como explica el gran Jeff Jarvis ha llegado el momento de dejar de considerar el móvil como un objeto y pasar a entenderlo como una extensión del sujeto. La conectividad ha sustituido -añade el profesor norteamericano- al espacio y al tiempo como contexto del individuo. No somos solo de un lugar y de una época sino que también conformamos nuestra identidad a través de las relaciones que establecemos en las redes. Por ese motivo las jóvenes del tren entienden que el móvil forma parte de su intimidad como el espejo del baño de su casa.

Disrupción

Aún no hemos valorado con suficiente precisión el impacto disruptivo de esta transformación del sujeto contemporáneo extendido en el espacio y en el tiempo gracias a las relaciones que le proporciona la conectividad del móvil. Alguna reflexión se ha hecho en el campo de la política, especialmente entorno a los trabajos del profesor Manuel Castells. Muchas de las revoluciones del momento son inexplicables sin las redes y, por lo tanto, sin el móvil como principal artefacto de conexión. Se nos aparecen también algunos indicios en el ámbito del comercio en asuntos como el del alquiler de habitaciones o el de los coches compartidos, Pero en el fondo del móvil se empieza a intuir un cambio de mentalidad y, probablemente, de civilización. La llamada economía colaborativa sería la punta del iceberg del mundo que se avecina. Un entorno en el que asistimos a la disolución de las masas y a la demolición de las instituciones, especialmente las de mediación. El yo narcisista modelándose en la pantalla del móvil. Un tiempo nuevo.