LA CORTINA DE HUMO

¿Esto va en serio?

TONI AIRA

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La victoria de la fórmula de Barcelona en Comú y la hipótesis de su extensión como marca electoral al conjunto de Catalunya es un clarísimo elemento distorsionador de la agenda política que habían fijado, sudando tinta, los partidos soberanistas. Eso no quiere decir que una marca hipotética como Catalunya en Comú y sus miembros actúen a conciencia contra el proceso. Pero puede incluso que digan no oponerse a él, y que igualmente debiliten lo que tanto ha costado construir entre otros por los partidos de Artur Mas y Oriol Junqueras. Y todo por una cuestión de agenda. De agendas legítimamente divergentes en el orden de prioridades. Porque los de Ada Colau han llegado con los objetivos claros, cosa que no siempre el soberanismo ha mostrado. Tienen bien fijados los adversarios (que en su dialéctica parecen enemigos), como una CiU que quieren fuera de todas las instituciones. Y su revolución es la social. La independencia no es su prioridad, y eso a cuatro meses vista de las elecciones que el soberanismo dijo querer plebiscitarias.

Ellos quieren una revolución de izquierdas, con un modelo de sociedad de izquierdas y hecho y protagonizado por las izquierdas a la izquierda de la izquierda oficial. Y ahí todo el mundo no se verá implicado, claro. Ese movimiento no es transversal. Pero va en serio, está decidido y busca compactarse. Algo que el soberanismo lleva tiempo buscando y no encuentra. ¿Lo hará ahora con esta tentación (también electoral) viviendo ahí arriba? ¿La resistirán ERC y la CUP? Pinta difícil, ¿verdad? El proceso también. Mucho. De hecho nadie dijo que fuera fácil. Pero está claro que después del 24-M parece más difícil. Aún no imposible.

No será imposible si ERC y la CUP superan su aversión a la sintonía (ocasional) con CiU, y si los de Mas saben superar sus hipotecas con urgencia, antes de que sea demasiado tarde para unas siglas y para un proyecto que va más allá de ellas pero que la necesita. Porque, ¿el proceso, con una CiU tocada, puede avanzar? Sí, ya lo va haciendo. ¿A buen ritmo? Muchos de los implicados lo niegan. ¿Y sin CiU hay proceso? Este no, otro sí. Como este no lo habría sin ERC, por ejemplo, y de descolgarse o quedar ERC muy tocada estaríamos hablando de otra cosa nueva o por nacer. Es en este sentido que la hoja de ruta soberanista está francamente amenazada. Muy especialmente si los partidos independentistas no son conscientes de ello, de su fragilidad y de la necesidad de hacer deberes urgentes (cada uno en su casa) para conjurar el peligro de fracaso. En definitiva, si no se toman tan en serio sus prioridades en común como lo hacen Podemos y sus compañeros en Catalunya con las suyas.