tú y yo somos tres

Duro Sant Jordi para Bob

FERRAN MONEGAL

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Tremenda experiencia la que ha vivido Bop Pop, el experto en redes de En el aire (La Sexta). Para él, este Sant Jordi ha sido una jornada demoledora. Se lo contó a Buenafuente con visibles espasmos de dolor. Le dijo: «¡Me tocó la misma caseta que a Belén Esteban!», y detalló el calvario que sufrió. Estaba Bob sentado en la caseta esperando  ingenuamente que llegasen los clientes para firmarles su libro (Cuando haces Bop ya no hay Stop), cuando advirtió que frente a él se conformaba una masa humana, un gentío de seres vivos, que se agolpaban con frenético entusiasmo. Creyó que eran lectores de su libro en espera de un autógrafo. Pero pronto se dio cuenta de su error. Ese tumulto no era para él. Ni siquiera le miraban. Estaban ahí atraídos, subyugados, por la presencia de La princesa del pueblo que estaba sentada en su trono unos pocos metros mas allá, en la misma caseta, ¡Ahh! Qué dolor el de Bop. Decía, en tono desgarrador: «Toda esa gente iba hacia Belén como quien va a un santuario en peregrinación. Iban a tocarla. Y a llorar», y añadió: «Ha sido frustrante, pero he descubierto que Belén Esteban es negra. ¡Es la otra negra!». O sea, parecía como si nos estuviera advirtiendo de que Belén era la negra del negro que le ha escrito el libro. Hombre, en vista de la dura y demoledora consternación de Bop, quisiera desde aquí mandarle mi solidaridad y mi sosiego. Por si de algo le pudiera servir, le quiero confesar que a mí me ocurrió lo mismo hace unos 10 años atrás. Me tocó firmar ejemplares de mi libro Telefauna ibérica -o quizá de Los pájaros de la tele, no lo recuerdo exactamente- justo al lado de  Boris Izaguirre, que estaba en plena euforia popular porque eran aquellos tiempos gloriosos en que enseñaba el cacahuete en Crónicas marcianas casi todos los días. ¡Ahh! Fue tremendo. Se agolpaba frente a Boris una multitud de adolescentes,  y le ofrecían cositas para que se las firmase allí mismo, desde fundas de móviles o cinturones, hasta calzoncillos. Y yo a su lado me sentí como el huérfano más huérfano de los Traperos de Emaús. O sea, que la pequeña tragedia de Bob Pop la conozco y la he vivido.

Tiempo atrás, la colonización del Sant Jordi por parte de los famosetes de la tele levantó gran polémica. Buenafuente podría iluminar a Bob sobre ese asunto. Hoy la miseria y la crisis han anulado el debate. Cada uno se busca la vida como puede en la caseta de turno. Aunque le toque una irresistible princesa por vecina.