El Radar

El difícil debate sobre Israel y Palestina

JOAN CAÑETE BAYLE

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En una carta que publicamos el 19 de julio, a la semana del inicio de los bombardeos de Israel en Gaza, Laura Roger, contable de Sant Quirze del Vallès, escribía: «Como cada mañana, café y EL PERIÓDICO. Llego a las cartas de los lectores. Nadie habla de Palestina. ¿A nadie le interesa? ¿Ningún lector está indignado?» El tema sí interesa e indigna, pero Laura Roger tiene razón: comparado con el volumen de cartas recibidas, el porcentaje de las publicadas es relativamente bajo.

Una de las normas de selección de las cartas de Entre Todos es que un lector tiene derecho a tener una opinión propia pero no una realidad propia. Es decir, mientras todas las opiniones son legítimas y publicables (dentro de un marco elemental de respeto democrático), no sucede lo mismo con  datos u hechos que no son ciertos. Un ejemplo muy sencillo: publicamos decenas de cartas críticas con la política económica del Gobierno de Mariano Rajoy pero no seleccionaremos una que sostenga que hay diez  millones de parados en España. Cuando una simple correción del dato es suficiente, la carta es publicable; pero si el texto está construido sobre una premisa falsa, es impublicable.

La tragedia de Gaza -Vergüenza mundial tituló este periódico esta semana- lleva días siendo uno de los temas que más flujo de cartas  genera en Entre Todos. De hecho, pocos temas de política internacional generan tanto interés. El problema es que muchos de los textos recibidos son impublicables por diferentes motivos. De entrada, nos esforzamos por identificar y descartar las cartas que forman parte de campañas. Suelen ser cartas escritas en serie y firmadas y enviadas por personas diferentes. Huelga decir que también quedan excluidas las aportaciones que contengan insultos y comparaciones de ambas partes con el nazismo (en general, el uso frívolo del símil con el nazismo  suele ser motivo de exclusión en cualquier otro tema) y aquellas que minusvaloren la importancia histórica y la tragedia humana del Holocausto.

Tampoco pasan la criba para ser publicadas las cartas que generalicen a toda una confesión religiosa (lo judíos, los musulmanes, así, en general) los actos de violencia que cometen el Gobierno de Israel y las milicias palestinas, así como aquellas que atribuyan actitudes a comunidades enteras (de nuevo, dado el tema del que estamos hablando, la judía y la musulmana y la árabe) basándose en prejuicios y clichés racistas que en muchas ocasiones llevan siglos enraizados, sobre todo en Europa. A estos criterios hay que añadir otro: el de no sustentar el argumento del texto sobre hechos (históricos, cuantitativos) que no son ciertos. Este es el aspecto más complicado, ya que la cantidad de propaganda, mitos y datos retorcidos que rodean este contencioso es colosal. Estos son los motivos por los que la percepción de Laura Roger de que ve pocas cartas publicadas sobre este tema en Entre Todos es cierta.

Pese a todo ello, sí podemos afirmar que la postura mayoritaria de los lectores en este tema es la misma que la línea editorial del diario, tal como la hemos expresado en los editoriales: rechazo al castigo colectivo al que Israel somete a los palestinos en la franja de Gaza y exigencia de respeto a los derechos humanos y a la legislación internacional. Valga como ejemplo que la portada de Vergüenza mundial tuvo un gran eco, cuantificable tanto en cartas recibidas como en difusión en las redes.

Entre la polarización extrema hay una tercera vía: aquellas cartas que expresan dolor y piden paz.  Son textos que no entran en sutilezas políticas, que no se enredan en pleitos históricos y no recurren a citas bíblicas. Son textos desgarrados por los niños muertos, por la destrucción, por las fotos de madres desencajadas. Son cartas que se resumen en una exhortación : Basta ya.