EL SEGUNDO SEXO

El despecho de la Otra

Estabas débil y triste, Victoria, pero algo dentro de ti te dijo que ibas a hacer algo grande: vengarte

IMMA SUST

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Todas hemos sido, somos o seremos, la Otra alguna vez en la vida. ¿Quién no se ha enamorado de alguien casado y ha creído que este algún día dejaría a su mujer? La verdad es que esto no pasa jamás y el nivel de odio al dejar esa relación puede ser muy superior al de una relación convencional. Aunque no todo el mundo es capaz de asumirlo. Todos conocemos al que después de una ruptura te dice: «¡Pues yo me llevo muy bien con mi ex! Cortamos de una forma muy madura y deseo que sea muy feliz». ¡Mentira! Eres humana y le deseas lo peor. Que muera triste, solo y te eche de menos el resto de su vida mientras tú compartes la tuya con un ser maravilloso. Que todavía no existe, pero que ya llegará.

Cada día rompen 350 parejas en España. El hombre o la mujer pasa de ser tu media naranja a tu Ex. Esta palabra tan horrorosa, que a veces incluso parece que vayamos a vomitar al pronunciarla. Cuando el amor de tu vida se convierte en tu Ex, empieza un guerra que solo acaba el día en que uno de los dos encuentra una nueva pareja. Esto no ocurre cuando eres la Otra. Esa guerra nunca la vas a ganar porque tu Ex ni siquiera ha empezado a jugar. No deja a su mujer y por lo tanto gana la guerra sin tener que hacer nada. Solo manteniendo la situación. Esa situación que siempre se aguanta por los hijos, por el qué dirán o por los asuntos fiscales que tiene el matrimonio en común, como en el caso de Jordi Pujol Ferrusola. Tú estás desvalida, triste y débil, pero algo dentro de ti te dice que vas a recuperar la fuerza y vas a hacer algo grande, muy grande: vengarte.

Esto es lo que ha hecho nuestra querida Victoria Álvarez, la Otra de Pujol júnior, la molt honorable Otra, convertida en la heroína de todas las Otras. Ha sacado los trapos sucios a la luz, con tanta mala leche, que es posible que incluso mande a su examante a la cárcel. Ahora mismo debe de estar en casa frotándose las manos, acariciando un gato y repasando aquellos mensaje y mails no respondidos, pensando en los valiums que se ha tomado durante las largas noches de soledad y recordando con rabia aquel viaje en primera clase en avión a Madrid, donde lo conoció a él. Al hombre que unos años más tarde le rompería el corazón.

Ahora Victoria es una estrella mediática, la entrevistan en los periódicos, las radios, La Sexta Noche, Espejo Público, conversa con Jiménez Losantos... Me pregunto cuál será su próxima actuación: ¿un cameo en La que se avecina? Igual sí. ¡Ella se merece esto y más! Largos años de relación terrible pero... ¡con muy buen sexo! le dijo a Rociíto en el programa Hable con ellas de Tele 5. La verdad es que no tiene demasiado mérito, es sabido por todos que los amantes lo son por eso, si no existiera el sexo, para qué querría Jordi Pujol Ferrusola la compañía de Victoria, ¿para que le aguantara el maletín y le llevara el toblerone? No lo creo. ¡Ella se mantenía escondida y callada! Por amor y por miedo, dice. Hasta que un día, mirando a los ojos de su hijo se dio cuenta de que tenía que contar la verdad, por moral, por el país y porque hay que hacer las cosas bien.

¡Di que sí, Victoria! Esconde tu rabia de la Otra y haz creer al mundo que lo haces por honradez. Que cuando ibas a Andorra a comprar los quesos kiri y tu amante sacaba bolsas con billetes de 500 del maletero del Lamborghini, tú no te dabas cuenta de nada. Que cuando dejaba 400.000 euros en el banco, era porque pesaban mucho y después le dolía la espalda. Que tú estabas tan enamorada que no escuchabas aquellas conversaciones de teléfono con gente extraña, ni veías aquellas cajas fuertes rebosantes de billetes. No decías nada ni pensabas nada... solo te movías por amor.

Pero claro, se fue el amor y vino la realidad en forma de micrófono en un triste florero, acompañado de una mala amiga que se aprovechó del triste momento que estabas pasando. Lo largaste todo con la rabia que tiene la Otra. Esa rabia provocada por el silencio de estar siempre en segundo plano y escondida sin poder contar nunca nada a nadie. Pero entonces se te presentó la ocasión y sacaste todo el veneno sin pensar que te podían estar grabando y ese fue tu mayor error o tu suerte más grande. De repente viste la luz. Allí estaba la venganza que estabas esperando. Esa grabación te podía convertir en una cómplice o en una heroína y decidiste que ya era hora de salir del armario, por todo lo alto. Como todas las Otras del mundo sueñan que algún día lo harán. Saliste a la luz como la Otra se merece.

Y desde aquí yo te digo, querida Victoria, la guerra con tu Ex está más que ganada. Pero la que tienes contigo misma, querida, esa creo que la perdiste hace tiempo. La perdiste el día, que subida a aquel coche de lujo, no tuviste la valentía de salir, dar un portazo, coger el Alsina Graells y entrar en una comisaría. Eso sí que hubiera sido valiente. Lo de ahora es... pues eso: el despecho de la Otra. La que nadie quiere y a nadie le importa.