Tú y yo somos tres

Corruptas sardinas con gabardina

FERRAN MONEGAL

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No les he hablado todavía de la segunda temporada de '<strong>Nit i día</strong>' (TV-3). Supera, de largo, a la primera. Es una serie con un sello de calidad indiscutible. Está a millones de kilómetros de distancia del concepto de teleserie que ahora nos ofrecen Tele 5 y Antena 3 TV, o sea, 'Perdóname, Señor' y 'La casa de papel'. Es otra galaxia. Interpretación, realización y sobre todo guión. Desde aquel lejano 'Crematorio' (de aquel también lejano Canal+ de 2011) no se había alcanzado un grado de excelencia semejante. Hay que felicitar sin reservas a la productora Mediapro, a los ideólogos Lluís Arcarazo y Jordi Galcerán, y a los directores Oriol Paulo y Manuel Huerga.

De todo el abanico de criaturas y tipos que en esta serie se dibujan les aconsejo  que se detengan especialmente en el político Martí Miró. Es un elemento de perversión exquisita. Lleva la corrupción en su ADN. Más que un personaje parece la síntesis de las portadas de prensa sobre nuestros más insignes y nostrats corruptos. Es de una actualidad total y absoluta.

En el capítulo de la semana pasada, titulado 'Vida privada', Martí Miró tiene una estupenda conversación con el secretari general de su partido. Martí Miró le advierte, a la vez que le ilumina: «Lo que yo hago, hay que hacerlo. ¡Alguien tiene que hacerlo para que nuestro partido siga siendo un partido ganador! Y quien hace lo que hago yo tiene que sentir que detrás tiene al partido. ¡Tiene que sentirlo! Y no solamente por miedo a que sé demasiadas cosas y podría reventarlo todo. No solamente por eso. ¡También porque este es nuestro proyecto de país!».  Y el secretari general calla. Asiente. Obedece. Y yo creo que también llega a mearse un poco encima.

¡Ahh! Esta escena es colosal. Al secretari general el mensaje le llega nítido. Lo asume sin rechistar. Baja la cabeza. Se subordina. Sabe perfectamente que incluso el cargo que él detenta también es gracias a la red de corruptelas y servidumbres que Martí Miró ha tejido. La frase final «¡También porque es nuestro proyecto de país!» es la guinda. Es como la gabardina de las sardinas con gabardina. Es el rebozado. Es la cubierta. Es el vierteaguas hacia el bolsillo.

Este Martí Miró lo interpreta genialmente el actor <b>Ramon Fontserè</b>. ¡Ah! No solo es una interpretación excelente: ver a Fontserè hoy en TV-3 podríamos considerarlo noticia. Una de las almas de Els Joglars de <b>Albert Boadella</b>, tan malos catalanes, y tan proscritos, es como un plus, un valor añadido que esta serie milagrosamente nos brinda.