La corbata y el paso del tiempo

Al tener que participar en un acto institucional, regido por una cierta solemnidad, abrí un armario de casa para elegir la corbata que me pondría. Lo que me ha llevado a pensar cómo ha evolucionado su uso. Desde mi adolescencia hasta hoy, he experimentado el proceso 'corbatil'. Quizá algún lector joven no se lo creerá, pero cuando hacía el bachillerato -«tenía 15 años», como dice la canción- todos los alumnos, y yo también naturalmente, íbamos a clase a los Escolapios con camisa y corbata. Una corbata que, si el recuerdo no me engaña, se iba arrugando, deformando, por el uso diario.

Explica Coromines que la corbata se llama así porque empezaron a usarla los jinetes croatas, de Croacia. Pero estoy seguro de que aquellas corbatas no tenían la forma de las que se impusieron en Europa a principios del siglo pasado. La corbata urbana distinguía a los señores, en contraposición a los pañuelos que llevaban los obreros. El mismo indicador social que suponía el sombrero o la gorra.

Uno de los símbolos de la ruptura de la tradición sería Felipe González, que a las reuniones de líderes socialistas europeos se presentaba sin corbata para dialogar con Olof Palme, Mitterrand y 'otros señores de izquierdas'. El 'sincorbatismo',. Pero ya es sabido que, como dijo alguien, las tradiciones existen para ser rotas. Por otra parte, si un señor como Dios manda tenía que llevar corbata, la prenda no era una señal distintiva de calidad humana. Si repasamos fotos de algunos personajes siniestros y indeseables -famosos estafadores, inmorales, incluso asesinos-, vemos que van impecablemente vestidos. Con elegantísimas corbatas de seda.

La palabra 'elegante' está relacionada con elegir. Pero no me parece que la mayoría de ciudadanos tenga mucha capacidad de elegir. Porque hay un hecho tan importante como misterioso como es la moda. ¿Quién la crea? ¿Por qué se impone aquello y no esto? Ya es otra historia.