La conquista de Magaluf

¡Ánimo soldados! Desde estas playas de Santa Ponça, conquistaremos Mallorca. Hoy haremos historia. Nuestros hijos y nietos recordarán la heroica gesta. Durante generaciones conmemorarán esta cálida y ventosa noche de verano de 1229. Quizá incluso vengan a esta hermosa isla a buscar el reposo que nosotros en la actualidad no tenemos. Para nosotros es la lucha. Para ellos será el descanso.

Quizá algún día lejano, cuando acabe de asediar y someter tierras, cuando me haya ganado el nombre de Jaume I el Conquistador y sea rey de Aragón, de Mallorca y de Valencia, conde Barcelona y señor de todo lo que mis pies y mi espada aplasten, cuando haya acabado de escribir la crónica de mis conquistas y medio mundo esté maravillado de mis hazañas, quizá vuelva aquí, a esta isla.

Este lugar que por siempre será tierra de recogimiento y contemplación. Por los siglos de los siglos esta será la isla de la serenidad. Yo así lo presagio. Pocos serán los viajeros que quieran perderse en estas playas tan extensas. ¿Para qué combatir contra el agua salada y el sol inclemente cuando se puede disfrutar de la sombra y el frescor de las montañas y los ríos?

Estas costas serán el refugio de monjes y ascetas. Pero antes, soldados, antes tenemos que conquistarla. A los que muráis, nada tenéis que temer. Habréis dado la vida por vuestro rey y vuestro Dios. A los que sobreviváis, os emplazo a la cercana playa de Magaluf. Otro enclave de silencio y soledad donde los guerreros encontraremos la paz y el descanso que nos merecemos