Cómo reírse del folk

RAMÓN DE ESPAÑA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Salí de ver A propósito de Llewyn Davis alegremente deprimido. Es una de las películas más tristes de los últimos tiempos y el mejor homenaje al fracaso al que haya asistido recientemente. A la gente no le está gustando la película de los Coen. Aducen que el protagonista es un egoísta, un amargado, un resentido y un majadero. Cierto: Llewyn Davis no le cae bien a nadie. Ni a mí. Pero hay algo en su patética existencia que me llega al alma; y además, lo fácil habría sido fabricar a un chaval encantador enfrentado a un mundo hostil que no entiende su talento.

A propósito de Llewyn Davis no es la primera película que se toma a chufla el mundo folk de los sesenta. Ya lo hizo Christopher Guest en Un poderoso viento (A mighty wind), aunque ahí imperaba la ironía, que ahora se ve reemplazada por el fatalismo y la miseria humana. En ambos casos, la escena folk del Village neoyorquino aparece como un microcosmos solemne y severo habitado por gente que canta canciones del año de la pera como si les fuese la vida en ello. Ciertamente, los aficionados más radicales de la época parecían a veces miembros de una secta. Odiaban la electricidad, como demostró Pete Seeger desenchufándole la guitarra a Bob Dylan en el festival de Newport. Y su aspecto, una versión americanizada del existencialismo francés, resultaba bastante ridículo. No es de extrañar, pues, que Dylan se quitara de encima a la brigada de la perilla y el jersey de cuello alto en cuanto pudo.

Desde una perspectiva sociológica, otros géneros musicales se prestan más a la parodia. Pensemos en el heavy metal: cuando saltó a la palestra el grupo británico The Darkness, yo me tiré varias semanas convencido de que eran un chiste inspirado en la hilarante película This is Spinal Tap. Luego me enteré de que aquel esperpento iba en serio. No es tan fácil reírse del folk, y eso hace más interesantes propuestas que, como las de los Coen Guest, tienen mucho de broma privada que no encuentra a su audiencia. De todos modos, a mí me encantaría ver un biopic de Tomeu Penya.