Cena íntima en La Camarga

Excelente elección de restaurante por parte de Maruja Torres. Para tener intimidad y quedar bien con Albert Om, le ha llevado a cenar a La Camarga (El convidat, TV-3). ¡Ahh! Qué oportuna decisión. Le decía Albert mirando con ternura e interés el centro de flores que les habian colocado en mitad de la mesa, entre los dos: «Oye, ya que estamos aquí explícame alguna cosa que no hayas contado nunca. La Camarga es el lugar ideal para explicar secretos». Y Maruja respondió: «A mí nadie puede hacerme chantaje, porque todo el mundo sabe que yo he follado mucho. A la gauche divine ese punto mío de charnega y barrio chino les daba mucho morbo», y reflexionando sobre el sexo desde la atalaya de sus primeros 70 años de edad, concluyó: «Ten siempre presente, Albert, que polvo que no fots, ¡polvo perdut!».

Hombre, de esta cena en La Camarga Albert Om debería tomar buena nota para próximas ediciones de su programa. Quizá si en el futuro surgiera la posibilidad de hace un Convidat con María Victoria Álvarez, la ex novia de Jordi Pujol hijo, la prodigiosa sonoridad de este restaurante permitiría dimensiones acústicas de indiscutible interés general. Al margen de esta cena, los momentos de reposada quietud en casa de Maruja han sido luminosos. 

Ligera de equipaje, sin ataduras, decía fumándose en el narguilé una shisha con hojas de manzana: «No tengo hijos. Es un privilegio. Si los tuviera, ahora tendrían que vivir de mí. Pero la que vive de mí solo soy yo. Y, además, ya tengo la casa pagada». Y desde uno de los estantes del aparador, Terenci Moix y Manolo Vázquez Montalbán asentían con la mirada. Conozco un poco a Maruja. Solo un poco. Pero aún con ese poco puedo garantizar que la frase que cerró el programa es totalmente exacta: «Ha ganado el Planeta y el Nadal, pero siempre dice que su gran éxito no es ni periodístico ni literario: su éxito es haber sobrevivido al futuro que le esperaba».

LOS SALUDOS DEL ABOGADO DE BÁRCENAS.– Deliciosa retranca, y afilado aviso a gobernantes, el que nos deparó el abogado de Bárcenas, el letrado Javier Gómez de Liaño (Al rojo vivo, La Sexta). Dijo: «Cuando voy al locutorio de la cárcel a comunicarme con el señor Bárcenas siempre comienzo preguntándole cómo se encuentra, cómo está. Y luego, inmediatamente, mando un saludo a los que nos están escuchando». ¡Ahh! Igualito que en La Camarga.