La rueda

Calatrava se enreda en internet

SAÜL GORDILLO

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Una web que difunde las facturas que la Generalitat valenciana pagó a Santiago Calatrava y recopila los proyectos más controvertidos del reconocido arquitecto ha provocado una polémica internacional. La web calatravatelaclava.com -la etiqueta con este nombre fue tendencia mundial en Twitter- ha tenido eco en The New York Times y O Globo. Esquerra Unida y su diputado valenciano Ignacio Blanco nunca se imaginaron que lograrían tanta notoriedad. La web presenta a Calatrava como el «arquitecto estrella nacido en Valencia pero con residencia en Suiza que ha cobrado 100 millones de euros de la Generalitat sin facturar IVA ni pagar impuestos en España». En calatravatelaclava.com se explica que «los contratos le fueron adjudicados a través de procedimiento negociado sin publicidad, estableciendo como honorarios un porcentaje sobre el coste final de cada proyecto, que se duplicó o triplicó respecto al presupuesto inicial».

Las goteras en el Palau de les Arts

han mermado la imagen de Calatrava, de quién se acuerdan en Bilbao y Murcia por chapuzas en sus puentes de diseño. El arquitecto que copó los grandes proyectos de los gobiernos de Eduardo Zaplana y Francisco Camps es hoy icono de una España endeudada por políticos desmedidos. La web le presenta como un coleccionista de «pífias». Calatrava ha denunciado al partido y le reclama que cierre  la web y le pague 600.000 euros por dañar su honor y hacerle perder un contrato con el Gobierno de Brasil. Muchos han conocido calatravatelaclava.com por la denuncia. Un claro ejemplo de lo que se llama efecto Streisand: un bumerán para el censor en Internet. Google y las redes han apuntalado la campaña. Parafraseando a McLuhan, en el caso Calatrava la web es el mensaje.