Al contrataque

Basado en miedos reales

"Al irnos del restaurante, el sobre no estaba en el bolsillo del abrigo de mi jefe"

JORDI ÉVOLE

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Hace unos seis meses, y en una localidad costera catalana, tuve la oportunidad de charlar durante un par de horas con un jubilado. Cuando estaba en activo, y de eso no hace tanto, ocupó puestos de responsabilidad en diversas empresas, y esos trabajos le dieron acceso a informaciones sensibles. Rectifico: más que sensibles, igual sería mejor llamarlas insensibles. Llevábamos poquito tiempo conversando cuando este señor me formuló esta pregunta: «¿Cómo es que los periodistas se interesaron tan poco por aquellas palabras de Maragall, cuando en el Parlament le dijo a CiU que su problema era el 3%?». Acababa de lanzar una puya contra la profesión periodística que, en su opinión, ha sido demasiado colega del poder. Entonces, le solté: «Pues cuénteme lo que sepa». Y me comentó que Pasqual Maragall no solo dijo la verdad, sino que se quedó corto ya que, según su experiencia, la comisión no era del 3%, sino del 3 y pico por ciento. «¿Y cómo se pagaba ese dinero negro?», le consulté. Y me relató lo que vivió un día en un restaurante: «Acudí al local con mi jefe, que había quedado con varias personas. Dejamos el abrigo en los percheros y todos nos sentamos a la mesa. No pasó nada raro en la comida pero, al irnos, mi jefe me dijo que todo había salido bien». Y lo que había salido bien era la entrega de la comisión que denunció Maragall, una entrega que se hizo en plan peli de espías, según mi interlocutor: «Una de las personas que vino a comer colgó su abrigo junto al de mi jefe, donde había un sobre con el dinero de la comisión. Al irnos, el sobre no estaba en el abrigo de mi jefe».

Nadie sabe nada

Pero la cosa no terminó aquí. Este jubilado me siguió dando información sobre el famoso 3% hasta que, al final, le pregunté si tendría algún inconveniente para salir en la tele conmigo y explicar lo que me había contado. Y, sin dudarlo, me respondió que no quería aparecer en televisión y que ni siquiera mencionara su nombre si hacía algún reportaje sobre este asunto. «Tengo miedo. Sobre todo por lo que puedan hacerle a mi familia», me aclaró. No me sorprende que tenga miedo, porque seguro que se lo inventó todo. ¿Cómo va a saber este hombre más que los políticos? ¿Tú has oído que Mas admitiera lo del 3%? Claro que no, porque no sabía nada. Nadie sabe nada. Sin ir más lejos, Mas no sabía que Pujol tuviese dinero sin declarar, Pujol no sabía nada del fortunón de sus hijos, y nosotros, los ciudadanos, no sabíamos que los hijos de Pujol son, en realidad, unos indigentes, que no tienen nada: «Van con una mano detrás y otra delante", ha declarado Marta Ferrusola en la comisión del Parlament. Y mientras tengamos miedo de hablar, como tiene el jubilado y a veces también tengo yo, vamos a tener que aguantar que nos digan cosas así y que además nos las digan tan ricamente, sin miedo.