Editoriales

Barcelona, ¿abierta en festivo?

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La liberalización de los horarios comerciales depara un pulso continuado entre quienes defienden la máxima desregulación del sector y quienes abogan por un determinado control para que no resulten perjudicados los comercios de proximidad. Al mismo tiempo, se da una confrontación entre el intento del Gobierno central de dar un amplio margen a la apertura en festivos (como ocurre, por ejemplo, en Madrid) y la normativa autonómica de la Generalitat, que establece un máximo de diez jornadas especiales a lo largo del año.

La consideración de Barcelona como municipio de gran afluencia turística ofrecía un margen de maniobra para experimentar, lo que se consolidó con la aprobación in extremis, en junio de este año y fruto de un  pacto  entre CiU y PP, de la normativa municipal que permitía abrir los comercios de las áreas urbanas turísticas los domingos de los meses de verano. La liberalización, limitada por un horario de cierre adelantado -las seis de la tarde- ofrece hasta el momento resultados negativos, o al menos no lo suficientemente atractivos para el sector. La crítica más común es que la mayor afluencia de turistas con espíritu consumista estival se da más tarde, y que el período de apertura debería extenderse a más meses. Pasado el verano habrá tiempo de evaluar el impacto de la medida y de ajustarla tanto a los intereses propios del empuje turístico como a la necesidad de regular una actividad que genera tanta controversia.