Editorial

La amenaza de la burbuja lingüística

Solo un panoramas educativo y laboral tan exigente explica la actual fiebre del aprendizaje de inglés

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El aprendizaje de lenguas extranjeras fue durante décadas una laguna tradicional en la formación de varias generaciones de españoles que nunca pensaron que un imparable proceso de globalización posterior dejaría en evidencia su monolingüismo. La situación varió con la introduccion en el sistema educativo de la obligatoriedad de estudiar lenguas foráneas y dar cuenta académica de esos conocimientos en el currículo. Ahora las nuevas normas académicas establecen que para obtener un título universitario es preciso acreditar el dominio de un idioma extranjero. A ello se añade que los perversos efectos de la crisis empujan a un mayor número de ciudadanos a estudiar inglés para escalar posiciones en su trabajo o, en los peores casos, para encontrar una puerta de salida de las filas del desempleo.

Solo un panorama tan exigente explica la actual fiebre del inglés. La demanda de cursos de idiomas se ha multiplicado por 2,5 en los últimos cinco años con la amenaza de una burbuja lingüística donde la competencia desleal de academias y profesores particulares sin preparación ni reconocimiento oficial causa frustración y pérdida de dinero a muchos ciudadanos. Los centros oficiales de enseñanza dan la voz de alerta, pero también aquí la solución pasa por la creciente inmersión del idioma extranjero en las primeras etapas escolares a través de maestros debidamente preparados. La enseñanza de la lengua de Shakespeare debe ser algo más natural y no objeto oscuro de negocio.