DEFENSORA DE LA IGUALDAD

Siempre nos quedará Granada

Tiene mucho mérito. Reservar para los hombres el premio a la sabiduría que conceden las universidades y no pestañear ante el grueso del alumnado, mujeres. De reputación, flojos.

EVA PERUGA

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«La ausencia no se detecta hasta que hay una presencia». La frase me la regala la catedrática de Historia ContemporáneaMary Nash, que en mayo del año pasado fue investida doctora honoris causa por la Universidad de Granada.

Doctor/a honoris causa: título honorífico que concede una universidad a personas eminentes. Esta designación se otorga principalmente a personajes que han destacado en ciertos ámbitos profesionales que no son necesariamente licenciados en una carrera. El mérito deMontserrat Caballé, reconocido esta semana por la Universitat de Barcelona, hizo la vez de presencia necesaria para revelar la ausencia de féminas tocadas con el birrete de la sabiduría en España.

LA PRIMERA hazaña es encontrar un dato actualizado de las doctoras honoris causa. A pesar de no tratarse del trabajoso cómputo de la población mundial, la última referencia sobre el tema data del 2007: las mujeres fueron el 5,7% de las personas receptoras de este título. Una minoría, a pesar de que el campo de búsqueda tiene la medida del globo terrestre y de que los méritos exigidos no son exclusivamente de orden académico.

Sucede queNash, por ejemplo, fue la primera mujer de su universidad, la de Barcelona, en ser honoris causa y la segunda investida así en la de Granada. Fue, pues, una rareza. Otra, según me cuenta la catedrática, fue la del reconocimiento académico al estudio de la historia de las mujeres y del género, de la que ella es una autoridad.

Dado que candidatas no faltan, hay que resolver que las universidades españolas no se han desprendido de los prejuicios a la hora de reconocer la valía académica y social de las mujeres. El selecto título sigue siendo cosa de hombres. Los ejemplos son tantos como centros universitarios hay en España.

Aquí.Montserrat Caballé es la persona número 100 que recibe el título en la Universitat de Barcelona, desde la democracia. Es también la sexta mujer. Calculen ustedes el porcentaje. La profesoraMaría Ángeles Galindohizo historia en el 2000 al ser la primera mujer en recibir la distinción en el centro Jaume I de Castellón, que curiosamente se ha distinguido por su apuesta por la igualdad. En el de Alicante, las féminas tuvieron que esperar hasta el 2006, 22 años y 50 hombres.

Durante esos 22 años, laslaudatioleídas para banqueros, jueces, políticos y otros hombres encumbrados por el poder masculino se multiplicaron, destapándose luego la flaqueza académica ante el relumbrón. La amnesia persiste.

El perjuicio y el prejuicio, además, no son inocuos. La discriminación procede de la llamada sociedad civil, vista al margen de la actuación menos inocente de la esfera política y económica. Su decisión parecería legitimada.

Como dijoNash en Granada: «Nos hace falta disponer de un relato histórico incluyente para el conjunto de las mujeres y cumplir con el desafío del reconocimiento e integración transversal de la historia de las mujeres y del género en la narración global de la historia».

LA TESIS de la rectora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC),Imma Tubella,es la más plausible: «El poder de la universidad es masculino. La mayoría de catedráticos, jefes de departamento y rectores son hombres». De ese círculo salen las propuestas para los honoris causa. El próximo día 24,Tubella,una de las seis rectoras de España, se encargará de lalaudatio deBrenda Gourley, rectora de la Open University, la primera universidad a distancia que nació hace casi 40 años en Gran Bretaña, que recogerá el honoris causa. Antes de acabar el año, la UOC repetirá título con otra mujer. Siguiendo el lema deGourley, que le gusta aTubella: «Más allá de los discursos, acciones». Como culminación de esas acciones, la reivindicación femenina del éxito como una muestra de la buena reputación.