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'The Square', ¡qué asco de gente!

La cinta que ganó la Palma de Oro en el pasado festival de Cannes es un retrato implacable de la conducta social humana

'The Square'

'The Square' / EL PERIÓDICO

Nando Salvà

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Ruben Östlund ha demostrado ser casi tanto un sociólogo como un cineasta. Ya sea explorando los prejuicios ocultos de la clase pudiente progresista -en 'Play' (2011)- o la cobardía inherente a la masculinidad moderna -'Fuerza mayor' (2014)-, el director sueco se lo pasa pipa poniendo a sus personajes en situaciones sociales desagradables y contemplándolos resquebrajarse. En 'The Square' lo hace llevando a cabo una mordaz investigación del mundo del arte contemporáneo -azotado por la pretensión, el elitismo, la avaricia y la estupidez- y, sobre todo, de la conciencia intranquila de Occidente, detrás de cuyos valores supuestamente humanistas hay un mero vacío.

HIPÓCRITA, ARROGANTE, EGOÍSTA

Para ello pone la mirada sobre Christian (Claes Bang), comisario jefe de un museo de Estocolmo y miembro prominente de la élite cultural de la ciudad. A Christian le gusta considerarse un modelo de civismo a pesar de que resulta obvio que en realidad es un sujeto hipócrita, arrogante, egoísta y lleno de prejuicios, y a lo largo de 140 minutos de metraje será implacablemente castigado por ello.

A través su patética figura, Östlund nos interpela a nosotros, que hemos hecho de la pasividad una norma de comportamiento y que, tras esa fachada hecha de empatía y moralidad -cualidades que predicamos pero casi nunca practicamos-, ocultamos a un animal rabioso.

Más que una narrativa al uso, 'The Square' es presentada como una colección de viñetas autónomas exquisitamente compuestas y dotadas de un humor hierático que deja claras todas las horas que Östlund ha pasado viendo el cine de su compatriota Roy Andersson. Cada una de sus escenas reflexiona con brutal ironía sobre las convenciones sociales y las dinámicas de poder.

Es, pues, una película llena de ideas, pero en ningún momento se olvida de ser divertida. Las risas que nos proporciona, eso sí, son casi siempre de la variedad nerviosa. Su objetivo es hacernos sentir vergüenza, pánico y humillación por el hecho de estar observando.

En ese sentido, resulta deliciosamente irónico que la Palma de Oro de Cannes fuera a parar a una película que se ceba con la actitud engreída y autocomplaciente que se fomenta en escaparates artísticos como los festivales de cine. Dicho de otro modo: 'The Square' es arte que se ríe del arte. Y se ríe tanto de la gente que lo hace como de la que lo consume; es decir, de sus propios espectadores.

Es, en definitiva, una película que te dirá cosas sobre ti mismo que quizá preferirías no saber, y que te lanzará el reto de asumirlas con humor. Acéptalo. 

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