Sherlock nunca muere

M ientras esperamos el estreno de la segunda entrega de las aventuras cinematográficas de Sherlock Holmes a cargo deGuy Ritchie(enero) y la aparición en DVD de la nueva temporada de la serie de la BBC ambientada en época actual (marzo), nada mejor que ir abriendo boca de manera literaria con el estupendo pastiche holmesianodeAnthony Horowitz,La casa de la seda,que acaba de editar Suma de Letras. Aunque Arthur Conan Doyle lleve muerto un montón de años, su personaje le ha sobrevivido a petición popular, y hace tiempo que van apareciendo nuevas aventuras suyas, unas buenas y otras no tanto, dependiendo del autor contemporáneo que las narra.

En Inglaterra, lo que se ha venido a llamar el pasticheholmesianoes prácticamente un subgénero, y tiempo atrás, la editorial Valdemar publicó entre nosotros varios de ellos en su colección Club Diógenes (así llamada en homenaje a la siniestra institución social de la que formaba parte el no menos siniestro hermano mayor de Holmes, Mycroft): recuerdo con especial agrado los de Michael Dibdin, que en paz descanse, y el injustamente olvidado Julyan Simons. Pero los mejores son, probablemente, los que escribióNicholas Meyer,como Horror en LondresoElemental, doctor Freud.

Ahora le ha tocado el turno aAnthony Horowitz,guionista de televisión y autor de una serie de novelas juveniles, protagonizadas por Alex Rider, muy populares en Gran Bretaña, y la verdad es que se ha salido muy bien del envite, puesLa casa de la sedase lee de un tirón, respeta el estilo del difuntoConan Doyle, introduce elementos perversos imposibles de abordar en la era victoriana y deja al lector con ganas de más. Habrá quien se plantee si es lícito continuar las aventuras de un personaje cuyo creador pasó hace tiempo a mejor vida, pero a algunos forofos de Holmes y Watson nos parecerá muy bien mientras sus nuevas andanzas sirvan para escapismos tan divertidos como La casa de la seda.