Nuevo trabajo del autor de 'el contador de historias'

Rabih Alameddine reivindica el universo literario femenino

El escritor libanés habla por boca de Aaliya en la novela 'La mujer de papel'

El escritor Rabih Alameddine, en Madrid.

El escritor Rabih Alameddine, en Madrid.

OLGA PEREDA
MADRID

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Las historias de mujeres son más apasionantes que las de los hombres. Al menos, así lo piensa el escritor libanés Rabih Alameddine, que vuelve a hablar en primera persona y en femenino en su nueva novela:La mujer de papel (Lumen), cuyo personaje central nunca podría protagonizar una película del Hollywood actual. Aaliya tiene unos 70 años, no está casada, no tiene hijos, ama los libros y, cuando lo necesitó, vendió su cuerpo para sobrevivir o, simplemente, a cambio de una ducha. «Me fascinan las personas que están fuera de la cultura dominante. Suelo pensar a menudo sobre el significado de ser un ser innecesario en el mundo. La protagonista de mi novela lo es», comenta el autor, al que el conflicto bélico en su país le hizo emigrar a California (EEUU), donde reside actualmente y desde donde ha sido testigo de la primavera árabe. «Por primera vez la gente no está dispuesta a que las cosas sigan como están. A lo mejor el panorama no cambia, pero por lo menos las personas tenemos esperanza», reflexiona.

Tipo afable donde los haya, Alameddine tocó muchos palos antes de convertirse en escritor. Su amor a las matemáticas («son todo un arte») le llevó a estudiar ingeniería, pero dejó los números muy pronto. «A lo mejor es que no se me daban tan bien las matemáticas», bromea. Después de coquetear con la psicología y la pintura, se centró en la literatura. Tras su debut,I, the Divine, alcanzó el reconocimiento del público conEl contador de historias. «Gracias por decir que tengo muchos lectores, pero quiero más y más. Quiero comprarme una casa en un lugar precioso», continúa bromeando.

A Alameddine le importa más bien poco que algunos opinen deLa mujer de papelque es un libro para mujeres. «La mayoría de los críticos literarios son hombres, pero las lectoras son mujeres. Ellas son las que compran libros», reflexiona. Al autor le parece fácil ponerse en la piel de una mujer para contar historias, algo que se ha hecho con frecuencia en la literatura (Tolstoi, Flaubert...) a pesar de que los hombres, por regla general, «no conocen bien a las mujeres porque no hablan con ellas». Él sí lo hace. «Hablo con mis amigas constantemente». Y así se documentó paraLa mujer de papel, cuyas páginas están trufadas de citas literarias y cuya protagonista repasa su vida (repudiada por un marido al que nunca quiso, víctima de la guerra de su país y dedicada en cuerpo y alma a los libros y a las traducciones).

COSAS INÚTILES / Con una biblioteca que alberga más de 5.000 títulos, el autor libanés se considera un lector voraz. «Amo los libros, pero esa no es la razón por la que escribí esta novela. Simplemente quería reivindicar la figura de alguien que a ojos de gran parte de la sociedad es inútil. Cuanto más me dice la gente que algo es innecesario, más ganas me dan de hacerlo», comenta.

¿Es la literatura algo inútil? Para muchos sí. Para Alameddine, no. «La lectura provoca empatía. Cuando uno lee consigue meterse en la piel del otro y así se convierte en una mejor persona», concluye.