Pepe Serra: «Creo en el museo como ágora pública»

El director del Museu Nacional de Catalunya vaticina una revolución digital de los centros de cultura

NATÀLIA FARRÉ / BARCELONA

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«El museo es una institución en crisis permanente». Lo afirma Pepe Serra, director del Museu Nacional de Catalunya (MNAC). Pero la crisis de la que habla Serra no es económica, que también existe, sino que lo es en el sentido griego de la palabra: de renacimiento y transformación. «Los museos han sufrido en los últimos 20 años más cambios que en los últimos 200», la sentencia también la firma Serra, y eso es debido a las grandes transformaciones que está viviendo la sociedad, y a las que los centros de arte no son ajenos. Así, el contexto de la ilustración en el que nació la idea del museo moderno no tiene nada que ver con el actual, por lo tanto parece lógico que el modelo tradicional de las instituciones artísticas esté en entredicho. Y de ahí el debate existente sobre su futuro y de ahí, también, el título -Retos de los museos de hoy: una transformación urgente- escogido por Pepe Serra para participar, ayer, en el foro de debate Primera Plan@, organizado por EL PERIÓDICO y Banc Sabadell.

Para Serra la transformación de los equipamientos museísticos pasa por la cuestión social, por la inclusión del mundo digital y por el abandono de un único relato a favor de múltiples voces. Ya no vale la imagen del visitante que pasea por el centro expositivo obligado a seguir el discurso generado por los conservadores. Así, Serra contrapone la participación al consumo, y el diálogo al monólogo. «El público actual edita contenidos, compara y crea nuevos. Por lo tanto el museo no puede ser solo un emisor, debe ser un punto de encuentro, de diálogo. Creo en el museo como ágora pública», afirma a la vez que alerta a los responsables de los centros: «Ya no tenemos el control único sobre los medios ni la autoridad única sobre las obras, la autoridad pasa a ser compartida y los canales de distribución también».

Para todo ello el mundo digital, «pese a la confusión que crea», es «la gran oportunidad en este contexto de transformación» y básico para «la democratización de la cultura». No en vano las cifras cantan: un artículo realizado por un colaborador de la Wikipedia desde el interior del Museu Picasso fue traducido a un más de centenar de idiomas en solo dos días. Y el director del Metropolitan de Nueva York puede hablar de 45 millones de usuarios gracias a la web del museo. Números que evidencian el poder de las nuevas tecnologías y que llevan a Serra a afirmar: «Al museo del siglo XXI le caen las paredes».

Acometer estos retos es difícil sin una buena financiación, la otra gran crisis de los museos, ahora centrados en generar recursos propios y patrocinios que amortigüen la rebaja de las aportaciones públicas. El modelo americano de apoyo privado no es viable sin una Ley de Mecenazgo que ayude. Aunque Serra prefiere el modelo inglés: los museos son gratuitos y subvencionados con los beneficios de las loterías. Pero mientras llega el maná, hay que echarle «ingenio y riesgo», concluye Serra, sino «los museos pueden acabar siendo almacenes, con luz y etiquetas, pero almacenes».