Fenómeno pop universal

La banda One Direction, en una de sus últimas fotografías promocionales.

La banda One Direction, en una de sus últimas fotografías promocionales.

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Cuando algo funciona, no lo toques, dice el manual de la música en su versión más comercial, más orientada a conquistar mercados que a experimentar con lenguajes musicales o poéticos. Y más aún en un terreno de juego, el pop de consumo adolescente, donde los éxitos se suelen mover en ciclos rápidos, de tres, cuatro años, y no es aconsejable perder el tiempo. Los británicos van a un ritmo de disco anual, cómo no, y el lunes 17 de noviembre ve la luz el cuatro, Four, con el que esperan aprovechar la ola favorable, multitudinaria, de su gira mundial de este año, que les trajo el pasado julio al Estadi Olímpic.

Cuando una boy band, o un ídolo teenager, se la juega es cuando llega el momento de explicar al mundo que ha crecido, que ya es adulta y aspira a una respetabilidad duradera. One Direction aún no ha llegado a ese punto de su carrera, pero se aprecia un intento por preparar el terreno y evitar que el cambio de registro, cuando llegue, sea demasiado brusco. Four muestra a sus cinco componentes más implicados en la elaboración, composición, de las canciones, combatiendo el estereotipo del ídolo juvenil manejado como una marioneta, y combina las canciones de pop-rock atolondrado, superenergético, marca de la casa, con una paleta de colores sonoros un poco más abierta, con baladas no necesariamente sonrojantes y algunos insinuantes medios tiempos.

OBJETIVO: EL ESTADIO / La canción que abre el disco, Steal my girl, lanzada hace unas semanas como primer single (y cuyo disparatado vídeoclip cuenta con un papel para Danny DeVito), se ajusta a lo que puede esperarse de un hit de One Direction. Estribillo invasivo, aires grandiosos, como en Where do broken hearts go, Girl almighty (con un ritmo entre céltico y de batucada) y No control. Cerramos los ojos y podemos imaginar cómo un estadio lleno (padres, madres, hijos) las corea. Esa es la intención.

En el otro extremo, la fibra confesional de canciones como Fool's gold, Night games o 18. Piezas ligeras, con pulso de balada pop, algunas guitarras acústicas para lograr un efecto de calidez y textos en primera persona con sabor a intensísimo melodrama, como corresponde. «Te he amado desde que teníamos 18 años / Mucho antes ambos ya pensábamos lo mismo / Ser amados, estar enamorados», canta con trascendencia un grupo con una media de edad de 21. En la composición de esta pieza encontramos a Ed Sheeran, autor de otras partituras para One Direction, como el éxito Little things, y que cuenta con una carrera propia, con dos discos (el próximo lunes los repasará en su recital programado en el Sant Jordi Club).

Los momentos más sustanciosos, y que más amplían el estilo del grupo, los encontramos en canciones que no se sitúan en esas casillas rígidas. Como la esbelta Fireproof, con armonías vocales dignas de Fleetwood Mac (grupo que gusta, seguro, a muchos padres de sus fans en Estados Unidos y el Reino Unido, un astuto guiño), la reflexión ambiental, noctura, de Spaces, y esa mezcla de grandiosidad y melancolía que desprende Clouds, la canción que cierra el disco en su versión estándar, de 12 canciones.

«CUANDO ESTÉ GORDO...» / La deluxe edition contiene cuatro piezas más, entre las que llama la atención la última, Act my age, una de las mejores de toda la entrega; un extraño artefacto con guiños al rock de los 70, al folk y a Queen, y con un texto de saludable tono autoparódico. «Cuando esté gordo y viejo y mis hijos piensen que soy un chiste / porque me muevo con lentitud cuando bailo / Podré contar contigo, después de todo lo que hemos pasado / porque sé que siempre me entenderás». Algo así como el When I'm 64 (The Beatles) de One Direction.

Pop con ambición de himno, romanticismo y algunas pequeñas audacias que insinúan inquietudes por desarrollar (o no). El material con el que esta banda británica (con un irlandés en sus filas, Niall Horan) aspira a reconquistar el mundo. Ya están cerrando fechas en Europa para junio. El espectáculo continúa.