Olivia de Havilland

Melania cumple 100

El 1 de julio, la actriz podrá presumir de haber vivido un número record de días para una estrella de su categoría. 36.500 más 25 extras, uno por cada año bisiesto. Aritmética elemental.

La prueba del tecnicolor.La actriz dio el salto del blanco y negro al color sin perder su candor.

La prueba del tecnicolor.La actriz dio el salto del blanco y negro al color sin perder su candor.

Jaume Figueras

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En estos días previos a la celebración de tan sonado centenario, el mundo del periodismo dirige su mirada a la Wikipedia, a la completísima filmografía que puede verse en la indispensable web de Imdb o a las hemerotecas donde se citan sus matrimonios, su legendaria rivalidad con su hermana Joan Fontaine, los Oscar que recibió y circunstancias de su carrera y su retiro.

Aun así, por la cabeza de un cinéfilo veterano cuenta mucho más el carrusel de imágenes, muchas de ellas en blanco y negro, que marcaron infancias y adolescencias, especialmente cuando Olivia de Havilland se emparejaba con Errol Flynn en aventuras épico-históricas como 'El capitán Blood', 'Murieron con las botas puestas' o 'La carga de la brigada ligera' que llegaron durante la década de los 40. Ocho películas con Flynn y la repetida afirmación de que "solo fueron buenos amigos", habida cuenta de la aureola que rodeaba al seductor de Tasmania.

No sería hasta 1950 cuando llegó a España –y prácticamente a toda Europa– 'Lo que el viento se llevó', rodada en  1939. Y se estrenaba clasificada con un "4, gravemente peligrosa" por las autoridades eclesiásticas. Prácticamente con riesgo de excomunión para los católicos practicantes que no quisieran perderse la licenciosa conducta de Escarlata O'Hara. Ni tan solo la beatífica bondad de Melania Hamilton podía librarles del fuego del infierno.

Melania era, claro, Olivia de Havilland. Buena y comprensiva,  pero no tonta. Y ciegamente enamorada del pánfilo de Ashley Wilkes, un Leslie Howard que seguía siendo el objeto de deseo de la insaciable Escarlata.

MAMMY SE LLEVÓ EL PREMIO

Fue su primera candidatura al Oscar. Y de los nueve que la película se llevó, el de actriz de reparto no fue para ella, sino para Hattie McDaniel, la oronda sirvienta Mammy. Melania y la Lady Marian de 'Robín de los bosques' demostraron cómo el tecnicolor no disminuía la fotogenia de una actriz que, en 1943, osaría desafiar uno de los más poderosos estudios de Hollywood, Warner Bros, rebelándose contra lo que ella y muchos de sus colegas consideraban una "esclavitud" que les exigía aceptar todo tipo de papeles. La llamada De Havilland Decision fue crucial para cambiar las reglas, aunque le costó estar varios meses suspendida de empleo y sueldo.

Aun así, la década de los 40 fue la más brillante en su carrera, con dos nominaciones más al Oscar, por 'Si no amaneciera' (1942) y 'Nido de víbora's (1949). Y otras dos cuajarían en premio, 'Vida íntima de Julia Norris' en 1947 y 'La heredera', ya en 1950. Dato curioso: esa Julia Norris en realidad era Jodie Norris en la versión original,  pero la censura española consideró Jodie una palabra malsonante.

'La heredera', basada en la novela de Henry James 'Washington Square', poseía uno de esos finales que pasan automáticamente a la historia. Montgomery Clift, pretendiente interesado, aporrea la puerta de la mansión de la solterona Catherine mientras ella asciende las escaleras con un quinqué en la mano y una sonrisa inescrutable.

En la década de los 50, experimentos diversos, desde teñirse de rubio platino para un drama médico como 'No serás un extraño' hasta taparse un ojo para convertirse en un rodaje parcialmente español en 'La princesa de Éboli', amante de Antonio Pérez en la corte de Felipe II. También partenaire de Alan Ladd en 'El rebelde orgulloso' o de Dirk Bogarde en 'La noche es mi enemiga'.

En 1964, llega,  sino el primero, sí su gran papel de malvada en 'Canción de cuna para un cadáver' junto a su colega y amiga Bette Davis con quien había coincidido anteriormente en 'Como ella sola' o 'La vida privada de Elizabeth y Essex'. El papel había sido concebido para Joan Crawford, que se negó a enfrentarse de nuevo con quien había sido su torturadora en '¿Qué fue de Baby Jane?' Y cuando en 1986, Olivia entregó en París el César de honor a una Bette Davis casi en fase terminal, el contraste entre ambos físicos era cruelmente patético.

Tras cumplir 50 años sus personajes decrecieron en interés, desde una madre superiora en 'La papisa Juana' hasta víctima de un 'Enjambre' o un nombre más en el reparto de 'Aeropuerto 77'. Y más tarde, apariciones como estrella invitada en series televisivas de poca monta.

AL MARGEN DEL CINE

¿Teatro? Debut sin demasiado eco en Broadway con 'Romeo y Julieta', en marzo de 1951, y 43 representaciones de 'Cándida' de Bernard Shaw en 1952. Había rechazado el papel de Blanche Dubois en 'Un tranvía llamado Deseo' porque consideraba que el personaje era demasiado turbio.

¿Matrimonios? Dos. El primero en 1946 con el actor y escritor Marcus Goodrich. Divorcio en 1953. Tuvieron un hijo, Benjamin, fallecido en 1991. Segundo marido, desde 1955 a 1979, Pierre Galante, periodista que llegó a ser redactor jefe de Paris-Match. Una hija, Giselle, nacida en 1956. Olivia mantuvo amistad con Pierre hasta su fallecimiento en 1998.

Fue la primera mujer presidente del jurado de Cannes, en 1965. La Palma de Oro acreditó su buen gusto. Fue para 'The Knack' de Richard Lester.

Y en el 2003, a los 87 años, apareció en la ceremonia de los Oscar, majestuosamente enfundada en un largo vestido azul turquesa, y sin una sola mirada al teleprompter, pronunció un discurso de amor al cine que puso en pie al personal, como no podía ser de otra manera. Y a su lado, Kirk Douglas, que prevé celebrar también sus 100 años el próximo diciembre. Y, ¡oh sorpresa!, a lo largo de sus fructíferas carreras jamás coincidieron en un rodaje.

En los últimos años ha concedido más de una entrevista, ha grabado poemas, y se supone que espera imperturbable, y con su inseparable collar de perlas, ese 1 de julio del 2016 en que volverá a encabezar titulares en todos los medios.

Cuando Joan Fontaine falleció, a los 96 años, en diciembre del 2013, se realimentó la leyenda de la feroz enemistad entre las hermanas de Havilland, aunque Joan eligiera el apellido de quien más tarde sería su padrastro, George Fontaine. Y no era una leyenda. Cuando Fontaine estuvo en Barcelona en 1991, a una pregunta de 'Cinema 3' que sutilmente aludió a "la actriz que interpretó a Melania Hamilton" respondió con una ambigua sonrisa: "No nos tratamos mucho últimamente".

VERSIONES DE LA RIVALIDAD

Hay muchas versiones en torno a lo que era más que una rivalidad que ya surgió en su adolescencia. La más divulgada se remontaba a la noche del 26 de febrero de 1952, cuando Joan recibió el Oscar por 'Sospecha' y Olivia, también finalista por 'Si no amaneciera' eludió felicitarla. Otra versión, seguramente, más fiable, introducía el nombre de un actor como miembro de un extraño triángulo, Brian Aherne, en aquel momento marido de Joan y antiguo pretendiente de Olivia, que permanecía soltera. Y cuando la madre de ambas falleció, en 1975, Joan no fue invitada al funeral. El desencuentro ya era definitivo.

Olivia de Havilland ya no solo es la única superviviente del reparto de 'Lo que el viento se llevó'. Ha sobrevivido también a su hermana menor y quien sabe si, en el fondo, no guarda en su mesita de noche una foto de ambas jugando en el Tokio que las vio nacer.

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