Espectacular pero mejorable 'Macbeth'

El Liceu aplaude el montaje de Christof Loy de la ópera de Verdi y a sus irregulares protagonistas

Una de las escenas de 'Macbeth', ópera con la que ha abierto temporada el Liceu.

Una de las escenas de 'Macbeth', ópera con la que ha abierto temporada el Liceu. / periodico

CÉSAR LÓPEZ ROSELL / BARCELONA

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Un ambicioso 'Macbeth' para abrir la temporada del Liceu. La espectacular puesta en escena que el alemán Christof Loy hace de la ópera de Verdi sobre la tragedia de Shakespeare acentúa desde una visión cinéfila en blanco y negro, inspirada en el filme 'Rebecca' de Hitchcock, el tratamiento psicoanalítico del montaje. La propuesta  cuenta con un buen reparto, pero sin que los buenos resultados de sus esforzadas prestaciones sean para tirar cohetes. La dirección musical de Giampaolo Bisanti, carente de tensión dramática, tampoco contribuyó a subir el nivel de la apuesta, aunque el público de la noche del viernes aplaudiera unánimemente pero sin alharacas a los participantes de esta producción.

La fiesta, con notable presencia de representantes de las instituciones, acabó en paz pero dejó la sensación de que puede mejorar en las próximas funciones. No hay que olvidar que los protagonistas con pedigrí de esta representación -el barítono Ludovic Tézier (Macbeth) y la soprano  Martina Serafin (Lady Macbeth)-, tuvieron que superar la presión de su debut en roles de tanta exigencia.  Al primero se le notó encogido al principio y, de hecho, no empezó a demostrar confianza en las grandes posibilidades interpretativas de su bello instrumento vocal  hasta el tercer acto y, sobre todo, en el último con el aria 'Pietà, rispetto, amore' y en la escena de la muerte.

SIN MALA UVA

Serafin tuvo siempre empaque dramático, de acuerdo con las características de su rol de malvada instigadora de los crímenes, pero exhibió desajustes en un registro que dista de ser el adecuado para este papel verdiano.  Se pasó de decibelios en los agudos de los momentos de exaltación y se mostró excesivamente pausada en otros, aunque lució siempre una aclamada entrega. Pero ni ella ni su compañero acabaron de transmitir la mala uva exigible a tan sanguinarios personajes enloquecidos por la ambición de poder. Vitalij Kowaljow (Banco), Saimir Pirgu (Macduff) y el resto del reparto les acompañaron con corrección.

El coro de hombres mostró altura y convicción con la interpretación en el reivindicativo pasaje de 'Patria opressa' y la coral travestida de las endemoniadas brujas logró transmitir el ambiente de magia negra que no se percibe visualmente en la inmóvil escenografía de la sala del castillo al renunciar a la presencia del bosque. Loy mueve todo el universo de la tragedia en este marco, con la escalera alusiva a la de de la mansión de Manderley de 'Rebecca', que permite dar pie a muchas de las entradas y salidas de los intérpretes. El único cambio relevante es el de la gran mesa del banquete, en la que Macbeth ve aparecer el fantasma del asesinado Banco. Allí se desarrollan también las escenas del sonambulismo y la de la muerte de la dañina Lady, además de las de la aparición de los espectros en cajas de cristal y las añadidas del ballet.

RENOVADA VISIÓN

El montaje se sigue con interés aunque le cuesta arrancar. La grandiosidad escénica necesita del apoyo de un mejor funcionamiento de la parte musical. Luca Salsi y Tatiana Serjan, mucho más experimentados en la interpretación de  los papeles de los protagonistas,  pueden contribuir a dar una renovada visión de esta estimulante propuesta.