Los caminos del culto a Piazzolla

CRÓNICA Daniel Piazzolla evocó a su abuelo en el Grec con la ayuda de Buika

Buika, durante su actuación, la noche del miércoles, en el Grec.

Buika, durante su actuación, la noche del miércoles, en el Grec.

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Escalandrum es un sexteto argentino creado en 1999, que lleva ahora unos años recreando su disco Piazzolla plays Piazzolla (2011), bajo la batuta del nieto del compositor, Daniel Pipi Piazzolla, a cargo de la batería, un instrumento que, según dice, le regaló su abuelo. Pero el miércoles, en el Grec, su guion de recreaciones heterodoxas, jazzísticas, se convirtió en otra cosa cuando, a medio recital, entró en escena Concha Buika acaparando las miradas. Dos maneras de evocar a Astor Piazzolla, dos temperamentos, se fundieron en el clímax del recital.

El grupo renunció esa noche a su repertorio propio, que integra la mayor parte de su discografía, y dirigió su atención hacia el inventor de la música urbana bonaerense. Piezas como Lunfardo, que abrió la noche, y Primavera porteña, protagonizadas por el trío de vientos, sin el icónico bandoneón piazzolliano, y con margen para la improvisación. Un Escualo que contó con una espectacular pareja de baile; la melancólica Milonga for three, pieza que su autor grabó en su día con Paquito D'Rivera, y la abrupta, un poco afro, Tanguedia, con sus oscuros llamamientos al «quilombo» por parte del líder.

Daniel Piazzolla dio a entender que su estreno con Buika no arrastraba muchas horas de ensayos. «La conocimos ayer», confesó. Pero, con técnica e intuición, la asociación fluyó con fuerza en el clásico Nostalgias, que la mallorquina grabó hace casi una década en su disco Mi niña Lola, y que cantó con seguridad, brindando su voz honda, un poco rota, arropada solo por el pianista, y ya con todo el grupo, en un Vuelvo al sur con carácter, en una poderosa fusión de sensibilidades. Libertango costó más, y Buika recitó el texto de Horacio Ferrer con atropello, más bien desbordada por la dinámica instrumental.

De abuelo a abuelo

Su revancha llegó con Volver, de nuevo a solas con el piano, arrolladora en una historia que cantó como propia. El grupo tomó la palabra en un caudaloso Adiós Nonino, pieza en la que Astor Piazzolla se inspiró en su abuelo. Ahora es su nieto quien le evoca con sentimiento. Estirando el recuerdo, en el Grec, con un Oblivion que situó definitivamente al gigante Astor como el triunfador de la noche.