La epifanía de Pujadas

El cineasta de Blanes compite en Sitges con 'El cor del pi negre', un documental sobre la figura de Llorenç Llobet

Jaume Pujadas director de 'El cor del pi negre', este domingo en el festival de Sitges.

Jaume Pujadas director de 'El cor del pi negre', este domingo en el festival de Sitges. / periodico

ADRIANA VALERO DENGRA / SITGES

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{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"La fascinaci\u00f3n\u00a0","text":"por el personaje naci\u00f3 tras ver la pel\u00edcula 'Vida en sombras', un filme con fama de maldito"}}'El cor del pi negre' relata cómo el cine puede llegar a producir revelaciones que inducen al espectador a tomar decisiones vitales. El primer visionado de 'Vida en sombras' de Llorenç Llobet supuso para Jaume Pujadas (Blanes, 1981) toda una epifanía que lo llevó a trabajar durante cuatro años en este documental que ahora compite en el Festival de Sitges bajo la categoría 'Nuevas visiones'. A partir de la figura de un cineasta prácticamente desconocido para el gran público, el filme propone una reflexión entorno a los vínculos que se producen entre la película y el espectador.

La imagen inicial de un hombre intentando atrapar el reflejo de la luna nos advierte de "la imposibilidad de capturar las imágenes",  apunta Pujadas, y anuncia al espectador que no está delante de un documental ilustrativo que vaya a reproducir el contenido de 'Vida en sombras'. Por el contrario, se trata de una invitación a adentrarse por uno mismo en una película que durante años arrastró la fama de estar maldita. Un aura contra la que el director pretende lanzar el mensaje que "pese a la historia trágica que la rodea y las vicisitudes que pueda haber sufrido, cuando los espectadores la recuperan en los 70, pasa a pervivir en el tiempo y se hace incorruptible". 

CERRANDO EL CÍRCULO

El interés por la obra de Llobet empieza cuando Salvador Bernadé, amigo del director, le recomienda 'Vida en sombras', "una película de los 40 de la que no había oído hablar en mi vida", confiesa Pujadas. El primer visionado lo deja atónito. Empieza así una creciente fascinación que lo lleva a indagar sobre el director y su obra 'amateur'. "La película me provocó querer retornar lo que me había evocado en forma de documental", revela.

El rodaje empezó hace cuatro años precisamente en la sala Prado de Sitges, donde ahora los espectadores podrán asistir a su estreno, "cerrando de alguna manera este círculo". Su producción no ha contado con ninguna ayuda económica, sino que según su director se ha realizado "como vulgarmente dicen, con una mano delante y otra detrás".   

Durante el proceso de investigación, Pujadas coincidió con Guillem Perarnau, el nieto de Llobet. En el mismo instante en que se conocieron, el parecido físico con su abuelo lo dejó fascinado. Años después, cuando se planteó el desenlace, supo que no podía ser otro sino Perarnau el que diese vida a su abuelo. El resultado es una escena en color, la única del documental, con un joven Llobet que espera que la llegada de la noche le permita grabar la luna reflejada en el agua, una de las imágenes con las se despidió del cine.