Gente corriente

Ibra 'Tomba Tomba': "Si la gente está triste y canto, estalla la primavera"

Músico senegalés. Ha versionado 'L'estaca' con ritmo de reggae. Mientras le surge algún bolo, canta en el metro

«Si la gente está triste y canto, estalla la primavera»_MEDIA_1

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OLGA MERINO

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Ha tomado su nombre artístico de la canción emblemática de Lluís Llach, pero en realidad se llama Ibrahima Sané (Bignona, Senegal, 1985). Llegó hace diez años.

-Funciona muy bien su versión. ¡Total! Es muy pegadiza, sí. Me gustó mucho el estribillo de L'estaca, cuando dice que si sigues estirando, ganas seguro. Y por eso me digo a mí mismo: «Ibra, tombatomba».

-¿Dónde la aprendió? Me la enseñó Dani Tribó, que fue mi jefe y ahora es mi amigo. Es un agricultor ecológico a quien conocí en Gerb, en Lleida. A él le interesaban las verduras africanas que yo estaba plantando en mi huerto. Bueno, en realidad no era mío.

-¿Ah, no? ¿De quién, pues? Me prestó el tros el abuelo Rigoberto, el Rigo, aunque sabía que yo no tenía papeles. Me tendió el falçot y me dijo: «Si la limpias de hierbajos y la trabajas, ahí tienes la tierra».

-Buena gente. Todos los vecinos se portaron muy bien conmigo. Un año después, Dani Tribó me propuso trabajar con él, y me enseñó L'estaca mientras podábamos los melocotoneros.

-¡Un momento muy propicio! Me enseñó otras dos canciones en catalán: Ara que tinc vint anys, de Serrat, y Sóc de l'oest, pero yo solo he versionado las dos primeras. Dani sabía que me flipaba la música porque me oía cantar todo el santo día.

-Y le apoyó. Siempre. Por internet encontré un grupo de reggae en Barna y bajaba cada fin de semana a ensayar. No me ponía pegas. Si tenía un conciertillo, me lo respetaba.

-Pero ahora vive aquí. Estaba muy a gusto en Balaguer, pero la música es algo que tira de mí y no puedo controlarlo. Si la gente está triste y me pongo a cantar, es como si estallara la primavera. Mi sueño es hacer disfrutar a la peña con mi música, hacerles sentir la alegría y el buen rollo. La música es la vida.

-¿Y cómo le va? Vivo de cantar en el metro y de algún bolo que va saliendo por ahí, a veces en las escuelas. No es fácil, pero me saco un jornal. Barcelona es muy internacional y creo que puedo hacer algo.

-¿Por qué vino? Trabajé como soldador y pude ahorrar un poquito de dinero. Cuando ya fui mayor de edad comprendí que con mi familia no iba a poder dedicarme a la música.

-¿Por qué? En casa había el dinero justo para ir sobreviviendo, pero el problema no era ese. A mi familia no le gusta nada la música porque son muy, muy religiosos. Mi casa era la escuela coránica, y un hijo músico, hippy y reivindicativo les creaba un problema.

-Entiendo. ¿Y cómo llegó?, ¿en cayuco? Sí. La barcaza partió de Diogué, una isla en medio del río Casamange, hasta desembocar al océano Atlántico. Ibamos 96 personas a bordo. Pagué unos 600 euros.

-¿Sabían a lo que se enfrentaban? No teníamos ni idea. Los primeros cinco días fueron de navegación tranquila, pero al sexto empezaron unas olas supergrandes que levantaban el barco.

-Terrible. Se habrá sentido muy solo. Sí. Pero tengo una especie de filtro en la cabeza. Lo he pasado mal y todo el rollo, pero aquí la gente me ha tratado superbién. Yo también he querido integrarme.

-Y siempre sonríe. Claro, porque hago las cosas por mí. Yo vine aquí por mi música.

Ibra Tomba Tomba actúa la semana que viene, el 14 de mayo, en Bella Bestia Afro Music Bar (Riera de Sant Miquel, 55).