CRÓNICA DE CLÁSICA

Un vibrante fin de ciclo con la 'Novena'

Gustavo Dudamel y la Simón Bolívar culminan con éxito, junto a las corales del Palau, el maratón de la sinfonías de Beethoven

jgblanco37692580 icult orquesta sinf nica sim n bol var de venezuela  l orfe 170316142030

jgblanco37692580 icult orquesta sinf nica sim n bol var de venezuela l orfe 170316142030 / periodico

CÉSAR LÓPEZ ROSELL

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Proeza completada. Gustavo Dudamel y la Orquesta Simón Bolívar conquistaron, en la noche del miércoles, la cima del Everest de su maratón con las nueve sinfonías de Ludwig van Beethoven. Una exultante interpretación de la 'Novena', con la impecable aportación del Cor de Cambra y el Orfeó Català y un grupo de destacados aunque desiguales solistas, puso el broche de oro a los cuatro días de esta histórica cita. Los 10.000 espectadores que han seguido esta gesta en el Palau de la Música y los que lo han hecho a través de la transmisión en directo de los conciertos en 'streaming' en la web de la casa y en el canal Medici TV difícilmente podrán olvidar la huella que les han dejado estas versiones del gran testamento musical del genio de Bonn, llenas de vitalidad y energía.

El sentimiento de felicidad y alegría que expresaron los músicos de esta singular formación al coronar su hazaña con una sinfonía que hermana y abraza, con su director situándose en un segundo plano a la hora de los saludos, se contagió a una emocionada sala. Un continuado batir de palmas, con parte del público en pie, fue el mejor homenaje al impacto musical y emocional que había dejado una interpretación llena de fuerza y complicidad entre todos los elementos participantes en la última noche. La Simón Bolívar demostró como, partiendo de una proyecto de rescate social e integración de los niños a través de la música, se puede llegar a la madurez artística y espiritual que han exhibido estos días.

DIRIGIENDO DE MEMORIA

Toda nueva generación musical merece la oportunidad de interpretar, con su propio sello, este revolucionario legado y recorrer todo un humanista ciclo musical y de vida. Bajo la batuta de Dudamel, bailando en el podio o desplegando con elegancia gestos de una precisión milimétrica, la orquesta respondió con gran homogeneidad a sus indicaciones. Una  poderosa y compacta cuerda, una lujosa sección de viento con brillantes solistas, un vibrante metal y una contundente percusión dieron pie a una sonoridad tan precisa como poderosa en lo decibélico. El joven maestro, siempre dirigiendo de memoria, había prometido un terremoto de emociones y cumplió con creces.

Eran muchos los que habían acudido a estos conciertos atraídos por el carisma del director, pero si su actuación desde el podio no les defraudó, lo más importante es que acabaron, sobre todo, seducidos por la forma de interpretar estas sinfonías: respetando la tradición pero exponiendo las obras con un sentimiento difícil de encontrar en otras versiones más académicas. La química de muchos años entre Dudamel y los músicos se ha manifestado en este maratón con una personalidad y un carácter únicos.

GOZO Y HERMANDAD

En la 'Novena' se puso de relieve todo ese clímax abrumadoramente comunicativo. Variaciones trepidantes al empezar, contundencia en el segundo movimiento, lírico pero mejorable sosiego en el adagio y explosión coral y orquestal al final, con el 'Himno a la alegría', donde las formaciones de la casa demostraron un gran estado de forma y afinación fruto del magnífico trabajo previo realizado estos días bajo la dirección de Simon Halsey. De entre los solistas sobresalió el poderío del bajo Solomon Howard exhibido en el recitativo inicial y en el resto de sus intervenciones. En conjunto, un feliz estallido de gozo y hermandad que reconforta en los convulsos momentos que vivimos.

En el recuerdo queda el 'crescendo' de unas actuaciones memorables, con una 'Heroica' sublime, una 'Quinta' absolutamente abrumadora en su sonoridad y contrastes que entusiasmó al respetable, una 'Pastoral'  que transmitió la magnificencia del diálogo con la naturaleza, una 'Séptima' pletórica de ritmos danzables y alegres, y una 'Octava' llena de belleza y humor. El gran desgaste de esta formación sufrido entre ensayos y actuaciones no ha mermado su incuestionable calidad interpretativa durante esta inolvidable fiesta de la clásica.