CONCIERTO EN EL FESTIVAL DE JAZZ

Giro hacia el mundo

Nels Cline, guitarrista de Wilco, actúa este jueves en la Nova Jazz Cava de Terrassa con su propia banda

El guitarrista norteamericano Nels Cline, en una imagen promocional.

El guitarrista norteamericano Nels Cline, en una imagen promocional.

ROGER ROCA / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ahora le reconocen en los aeropuertos y por las calles de Nueva York, pero mucho antes de convertirse en guitarrista solista de una banda de rock de éxito, Wilco, Nels Cline ya era un nombre de culto en los círculos de la música improvisada. Este jueves, en el Festival de Jazz de Terrassa (Nova Jazz Cava, 22.00 horas), presenta 'Macroscope', el nuevo álbum de su propio grupo, The Nels Cline Singers. Hasta hace poco, Cline aseguraba que en el fondo todos sus discos eran iguales. Y tiene muchos: con este ya van 16 álbumes a su nombre y una lista infinita de colaboraciones. Pero desde su disco anterior incluso él admite que hay un cierto cambio de tono. «Supongo que no es tan oscuro como los de antes», concede. «Hay aspectos de mi bagaje que hasta ahora no me atrevía a mostrar, como el rhythm and blues o la influencia que tuvieron en mí desde niño las músicas del mundo».

A los diez años en el colegio descubrió la música del maestro Ravi Shankar y le impresionó al punto de construir su propio sitar. Eran los años 60 y para un chico con su curiosidad por otras culturas Los Ángeles era un escenario de ensueño. Shankar tenía una academia de música en la ciudad -«cerró justo cuando yo quería estudiar sitar», recuerda-. Cline y su hermano mellizo Alex, también músico, iban a menudo a un restaurante africano del barrio negro de La Brea para escuchar la música que sonaba en los altavoces del local. Pero hasta ahora Cline ha estado asociado al lenguaje de bandas de rock ruidoso como Sonic Youth, más cerca del punk que de la música negra.

Sonidos de otras latitudes

 «De joven pensaba que tenía que ser auténtico, aunque no sabía muy bien lo que significaba. Soy de un barrio de clase media blanca del oeste de Los Ángeles y no quería sentirme un impostor, como los chicos blancos que conocía que se comportaban como si fueran 'soul brothers'», recuerda. «Quizás ahora me siento más libre y ya no me da apuro hacer todo lo que me apetece. Al final, si hay algo que te gusta, tienes derecho a hacerlo», concluye.

En este giro hacia sonidos de otras latitudes ha añadido al percusionista brasileño Cyro Baptista, otro músico de amplio espectro, a su trío de siempre. «Cyro ha sido una bendición porque le ha quitado protagonismo a la guitarra. A veces me parece que toco demasiado», confiesa Cline, en permanente duda sobre el valor de su trabajo. Desde hace años se cuestiona el papel del solista, una paradoja tratándose de uno de los guitarristas más aplaudidos de la escena. «Creo que en adelante intentaré hacer una música menos orientada a los solos. Pero en esta gira despegamos y improvisamos sin parar, como en una 'jam session'. ¡Y me encanta hacer música sin tener que analizarla! Así que sinceramente, no sé lo que haré».

El futuro ha sido siempre incierto para Cline. Cuando Jeff Tweedy, líder de Wilco, le invitó a unirse al grupo en el 2004, Nels Cline estaba a punto de renunciar a vivir de la música y buscar un trabajo estable después de 20 años de moverse por los circuitos alternativos de California. «Las cosas han cambiado bastante», admite. «Ya no sufro por si podré pagar el alquiler pero tengo demasiadas cosas que hacer». Sus planes inmediatos pasan por un disco de baladas con arreglos orquestales.