ENTREVISTA

Raúl Rodríguez: "El mundo está para darle un calambrazo"

El músico prestrena en Jamboree su nuevo disco, 'La raíz eléctrica', con Mario Mas y Aleix Tobias

Raúl Rodríguez, ayer, en una calle de Barcelona.

Raúl Rodríguez, ayer, en una calle de Barcelona.

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Dos estancias de Raúl Rodríguez en Haití le ayudaron a enfocar su nuevo disco, ‘La raíz eléctrica’, un diálogo entre el Caribe más africano y el poso andaluz a través del influjo del rock y la psicodelia. El trabajo no saldrá hasta septiembre, pero el hijo de Martirio adelanta su contenido este miércoles en Jamboree (dos pases, 20.00 y 22.00 horas).

Un disco muy mestizo y también bastante catalán. Lo grabamos en Music Lan, al pie del Canigó, con Aleix Tobias, Guillem Aguilar, Mario Mas y Pablo Martín Jones. Participaron Javier Mas, Jackson Browne y músicos que conocí en Haití, Lakou Mizik y Lolo y Paul Beaubrun.

Conoció Haití al participar en el proyecto ‘The song summit’, con Jackson Browne. ¿Qué le ha aportado conocer ese país? Haití tiene la energía caribeña y la información africana, y ahí hay una música nueva que se está electrificando, un ‘vudú rock’, de espaldas al mercado, mezcla de muchas cosas. Decidí volver a la electricidad allí, al ver cómo tocaban una rumba eléctrica parecida a la que había hecho con Kiko Veneno. Y luego hay un cabreo con el mundo.

¿Una actitud? Sí, política, que no estaba en el disco anterior, que era más historicista. Este es el reflejo de ver esa carencia de todo que hay en Haití, en contraste con la alegría y la energía con la que se dedican al arte, que se suponía que era algo para sociedades con la vida resuelta.

¿Y musicalmente el diálogo es fácil? Claro, en el disco hay una ‘vudulería’, que viene de la mezcla de ritmos que vi en Haití y que es tan cercana y natural como tocar ‘Voodoo chile’, de Hendrix, por bulerías. Esa psicodelia, ese descoloque de la mente, sagrado y lúdico, intentando hacer no fusión sino integración.

La electrificación de la música tradicional hace pensar en el rock andaluz de los 70. Claro, lo interesante es que fui a la otra parte del mundo para darme cuenta de que el tesoro lo tenía en casa. Esa música de Haití conecta con la liberación que la electricidad produjo en los 70 con Smash, Alameda, Cai, Goma o el propio Veneno, y que luego se desarrolló poco.

¿Por qué no lo hizo? Porque ‘La leyenda del tiempo’ no fue un éxito comercial y nadie vio dinero ahí, y era más subversivo de lo que convenía entonces; era una contracultura real, no solo estética sino ética. Se patrocinó una fusión más ligera, con la rumba, que derivó en el flamenquito, lo menos subversivo que conocemos.

Una de las canciones nuevas es ‘Let the rhythm lead’, que hizo con Browne. Sí, en Haití, pensando que el ritmo es la única tierra libre que podemos compartir. La grabamos para el disco ‘The song summit’, que saldrá más adelante.

¿El sonido eléctrico está más acorde con estos tiempos? ¡El mundo está, por lo menos, para pegarle un calambrazo! Y hay que acudir a las músicas de raíz que te den una emoción, verdaderas, que se mantengan más allá del negocio para los turistas.