CRÓNICA TEATRAL

Esclarecedor rescate de la voz silenciada

'Diari d'una miliciana' denuncia en La Seca el trágico destino de cinco jóvenes republicanas en la guerra civil

Una escena de la obra 'Diari d'una miliciana.

Una escena de la obra 'Diari d'una miliciana. / periodico

CÉSAR LÓPEZ ROSELL / BARCELONA

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Hay muchas historias como la que ha recopilado Jaume Miró Adrover (Cala Milor, Mallorca, 1971) en 'Diari d’una miliciana' que siguen ocultas. Ese silencio "antic i molt llarg" al que alude Raimon en su conocida canción-himno ha sido el escudo utilizado por el franquismo y sus valedores para evitar que estos hechos salieran a la luz y pusieran en evidencia tanta injusticia y tanto horror. El autor de la obra que, hasta el 3 de julio se representa en La Seca, se ha basado en el testimonio íntimo y personal recogido en el diario de una joven enfermera destinada, junto con otras cuatro compañeras, a Mallorca en el verano de 1936 con el ilusorio objetivo de intentar detener el avance del fascismo.

Los 18 días de vivencias narrados por la desconocida autora de este testimonio acaban siendo un material esclarecedor. El relato no solo refleja las duras situaciones de guerra en que se vieron implicadas unas protagonistas abandonadas a su suerte, sino que denuncia el comportamiento machista de unos mandos y soldados que las relegaron, por su condición de mujeres, a tareas menores en la retaguardia completamente alejados de los ideales que les impulsaron a embarcarse en su aventura en defensa de la libertad.

Esta crítica a la discriminación sufrida, unida a la descripción del caos en el bando republicano, es la que aporta un valor añadido a este montaje. "Si algún día nos tienen que gobernar estos, aviadas estamos", viene a decir una de las milicianas tras los primeros días de convivencia con sus camaradas sin adivinar todavía su trágico destino de víctimas de los vencedores.

SENCILLEZ Y DENSIDAD

La puesta en escena del también mallorquín Toni Gálmez consigue proyectar la atmósfera del sufrimiento de las protagonistas con sencillos elementos escénicos. Un actor, cinco actrices y tres músicos de la compañía La Belle Ensemble recrean con frescura y energía las acciones de este documento teatralizado. El vestuario, que utiliza monos azules, útiles y armas de soldados, bandera negra y roja y unos brazaletes de la Cruz Roja, basta para situarnos en la época. Y es muy importante la música compuesta de reconocibles himnos y canciones de la guerra civil que se intercalan, para darle ritmo y agilidad, en el desarrollo del montaje.

El investigador de los hechos introduce la obra y aparece antes del inicio de diferentes escenas recordando las dificultades que supuso encontrar tanto material silenciado. El espectáculo conecta con la emoción de un público cómplice que asiste atónito a la revelación de hechos que imagina pero que pocas veces le han sido descritos con tanta verosimilitud. Miró y los jóvenes actores consiguen con esta historia levantar alfombras de premeditado olvido demostrando que este es el único camino para alcanzar la definitiva reconciliación.

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