Damien Jurado: "Las canciones te llevan adonde quieren"

El cantautor de Seattle Damien Jurado, todo un clásico del folk-rock alternativo, presenta el viernes en Music Hall (21.15 horas) su último disco (¡el número 14 de su carrera!), el psicodélico y expansivo 'Visions of us on the land''.

Habla usted de este disco como última parte de una trilogía. ¿Es el final-final, o será avaricioso como un productor de Hollywood e irá a por la tetralogía? ¡No, en serio, este es el final, se lo aseguro! De hecho, he empezado ya a componer nuevas canciones y son muy distintas.

En estos tres discos ha girado hacia la psicodelia. ¿Cree que su música ha cambiado para siempre? Es un poco difícil decirlo. Tampoco sigo una estrategia cuando hago música. Es decir, no me siento y digo "voy a hacer un disco psicodélico". La música... simplemente sucede.

Últimamente parece muy abierto. Ha hecho cosas difíciles de imaginar en sus inicios de cantautor solitario, como, por ejemplo, colaborar con Moby. Me gusta la idea de trabajar con gente inesperada, pero tampoco sé si lo haré mucho. No sé ajustarme demasiado bien a las ideas de otros, simplemente hacer un trabajo. La canción me tiene que decir algo.

Del nuevo disco, sorprende sobre todo 'ONALASKA'. Empieza folk pero deviene una especie de banda sonora de cine de espías 'retro-chic'. No sé decir muy bien cómo se me ocurrió. Tampoco me senté y dije: "voy a hacer algo diferente a lo habitual". Es difícil de explicar, pero las canciones te llevan adonde quieren; no las llevas tú a ellas.

Si no me equivoco, este es su disco más largo. ¿A qué se debe el ataque de autoindulgencia? En vinilo, son dos discos. Una locura para mí, que nunca he sido nada fan de los discos dobles; prefiero los discos cortos sin espacio para el relleno. Y de repente me planto y saco uno con 17 temas. Es muy distinto para mí. Pero el disco es bueno, creo.

Y además, ha tenido tiempo para hacer la banda sonora de 'Tumbledown'. Interesante experiencia, pero no sé si volveré a hacerlo. Tenía que crear las canciones de un cantautor de ficción, a partir de la historia de la película. Fue difícil. Me cuesta no seguir mis propias ideas.

Sus discos eran más tristes al principio, o al menos así los recuerdo. En los últimos tiempos se ha animado. ¿Se reconoce a sí mismo cuando escucha sus primeras obras? Me reconozco sobre todo a nivel técnico. Sé por qué usé ese acorde o cómo aprendí a hacer aquel otro. Pero lo más curioso es observar que aunque las letras te resultan familiares, no eres ni de lejos esa misma persona. Y que serías incapaz de escribir eso ahora.

Quizá dentro de 10 años no se reconocerá en estas últimas canciones. No lo sé, porque no tengo ni idea de dónde estaré entonces. De todos modos, me ha gustado hacer esta trilogía porque me he planteado cada disco como una novela. Es una forma interesante de componer. Los anteriores eran más colecciones de relatos.

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¿Prefiere leer novelas o relatos? Leo muchos ensayos, curiosamente. Últimamente he leído dos muy interesantes: 'Superficiales', de Nicholas Carr, y 'Reclaiming conversation', de Sherry Turkle. Los dos hablan sobre lo mismo: cómo está cambiando Internet nuestra forma de percibir el mundo y de relacionarnos con los demás. Es un tema que me interesa y me preocupa. ¿Usamos más el WhatsApp que nuestra voz? Me irrita.

Usted tiene cuentas de Facebook y Twitter. ¿Se considera parte del problema? No, porque solo las uso por cuestiones de negocio. Si se fija, no encontrará en ellas ninguna información sobre mi vida personal.

¿Cómo presentará este disco en vivo? Será con banda completa, esencialmente porque es la forma de hacer justicia a las canciones. Sé que hay gente que me prefiere solo, así que haré algún tema yo solo con guitarra.