EN 3 MINUTOS

«Cuesta financiar un filme visual»

Antonin Peretjatko, la semana pasada, en Barcelona.

Antonin Peretjatko, la semana pasada, en Barcelona.

JUAN MANUEL FREIRE
BARCELONA

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-Gran parte del humor de La chica del 14 de julio parte de una idea escalofriante: el Gobierno francés acorta las vacaciones (algo que, de hecho, propuso el ministro de Educación Vincent Peillon).

-Sí, pero no era la idea central. Quería hacer una película sobre cinco jóvenes que se van de vacaciones y ponen el amor y la amistad por encima del materialismo. La crisis todavía no había llegado cuando empezamos a escribir el guion. Poco a poco, se fue convirtiendo en una parte más importante de la historia que quería contar.

-¿Por qué en Francia se hacen tan pocas comedias tan visuales como la suya?

-Porque es más fácil basar una comedia en el diálogo. Las bromas ya se ven en el texto y parece más sencillo hacer reír a quienes vayan a producir la película, por ejemplo; es más difícil financiar un filme a partir de ideas visuales. ¡Y se supone que las películas son visuales!

-La película me ha hecho pensar en dos referencias, a priori, muy lejanas: Jean-Luc Godard y la factoría ZAZ (Aterriza como puedas, Top Secret!).

-Mucha gente me ha hablado de las películas de ZAZ. Las vi de pequeño y puede que me hayan marcado. Pero pienso que a esas películas les falta un guion sólido sobre el que se sostenga el desfile de bromas. Pero están bien para ejercitar la mente, porque uno se desafía a sí mismo a ver si es capaz de adivinar el siguiente gag.

-¿Y qué hay de Godard? En particular, Pierrot, el loco.

-Puedo verlo. Se parecen en que tanto Pierrot como mi película son muy libres, absurdas y nada realistas. Están la libertad de la narración, el uso del color, el tratamiento del sonido… Las películas ahora mismo son muy lineales; no sé por qué no se utiliza más un recurso como el flashback, fácil de entender, que data de los años 20. Y ahora mismo los colores de las películas son muy apagados, tampoco sé por qué.

-¿Cree usted que el realismo está sobrevalorado?

-Sí, algo así. Ahora mismo estoy escribiendo otro guion y, de nuevo, muestro a personajes hablando a cámara, como ya he hecho en La chica del 14 de julio. Bueno, estará en la película, pero no estará en el guion. En el guion lo quitaré pero lo haré igual. Es un recurso que me encanta, pero hay un miedo a la conciencia del artificio, como si solo se pudieran hacer películas en las que te creas todo lo que pasa.

-Como si lo fantasioso no pudiera tocar la fibra.

-Exactamente. En la película hay varios momentos en los que meto emoción de forma inesperada, tratando siempre de que no parezca del todo calculado. Era importante para mí introducir esas emociones. Y que no pareciera demasiado calculado; que el trabajo de la película no se vea; que casi se tuviera la sensación de que los actores improvisan, aunque solo hubo un momento de improvisación, cuando la chica se esconde detrás de la estatua. Eso fue espontáneo.