Ghost, de la sorpresa al rito

La banda de origen sueco ofició en Razzmatazz su puesta en escena litúrgica y su repertorio de hard rock tenebroso pero melódico

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JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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Hablar de rito tratándose de un concierto de Ghost no es una licencia metafórica, sino una observación literal: el grupo tiene muy bien tomada la medida de sus espectáculos, inspirados en la liturgia de la misa y en una precisa selección de canciones que funciona, y este jueves en Razzmatazz apenas se permitió ligeros retoques de guión respecto a su paso por Apolo a finales del 2015. Sesión pautada de rock duro con destellos apocalípticos, siniestro pero melodioso, oficiada con mano de hierro por el Papa Emeritus III y sus necrófagos sin nombre, los Nameless Ghouls.

El liderazgo de Emeritus, identidad detrás de la cual se sitúa el sueco Tobias Forge, es ahora aún más indiscutible después de ver cómo, hace unos meses, despachó a todos los 'ghouls' y los sustituyó por otros. Como salen a escena con máscaras, nadie nota la diferencia. Este Ghost sonó igual que el Ghost que pudimos ver en Apolo: las aportaciones individuales no son bienvenidas. Hubo, sí, más dinamismo por parte de los nuevos fichajes en comparación con la actitud estática, más distante, de la formación anterior.

CON TOGA Y MITRA

El reciente epé 'Popestar' solo aportó una canción al repertorio, la única de autoría propia, 'Square hammer', que abrió la noche con sus tonalidades de hard cercano al AOR. Al frente, un Emeritus de voz bastante justa, con su toga y su mitra papales, y sus gestos mayestáticos con trazos de mimo, situado en un escenario con tarimas a varios niveles y un telón con imágenes demoníacas. Producción pensada para espacios más grandes, como el Sant Jordi Club, donde habría actuado Ghost si el ritmo de venta de entradas hubiera sido el esperado.

El rescate de 'Secular haze' fue la otra novedad del repertorio, que por lo demás, siguió el orden de la gira anterior, con las parrafadas en latín de 'Per aspera ad inferi', las dos supuestas monjas repartiendo la eucaristía en 'Body and soul' y el recitado de sinónimos del diablo en 'Year zero': "Belial, Behemoth, Beelzebub, Asmodeus, Satanas, Lucifer...". Cánticos épicos a lo 'Carmina Burana' y un incensario arriba y abajo en 'Con clavi con dio', expiando las culpas de la Humanidad.

En el tramo final pasamos del recogimiento de 'He is' a la tortuosa 'Monstrance clock' a través de 'Ghuleh / Zombie queen' o 'Ritual', recordando que Ghost no ha inventado nada pero que, más allá de su impactante estética, ha construido un discurso eficiente con calculados ingredientes de tiniebla y luminosidad, de guitarras ofuscadas y melodía pop. Un par de horas después de terminar el 'show', el Papa Emeritus III firmaba autógrafos a cara descubierta, vestido con una cazadora de cuero, como un fan cualquiera, a pie del autocar de gira, una escena hasta ahora inaudita. Convertido Ghost en su marca personal, quizá sea la hora de Tobias Forge.