Escribir o jugar a la petanca

Los autores, perseguidos por la Seguridad Social con multas y retiradas de la pensión, reclaman al próximo Gobierno poder compatibilizar la creación y la jubilación

Los escritores Marta Rivera de la Cruz, Javier Reverte, Rafael Soler, Paloma Pedrero, junto al humorista Forges y el cantaor Jose Merce, antes de entregar en el Ministerio de Educación una declaración para seguir creando sin renunciar a la pensión

Los escritores Marta Rivera de la Cruz, Javier Reverte, Rafael Soler, Paloma Pedrero, junto al humorista Forges y el cantaor Jose Merce, antes de entregar en el Ministerio de Educación una declaración para seguir creando sin renunciar a la pensión / periodico

ERNEST ALÓS / BARCELONA

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Hace ya un año, las organizaciones que representan a escritores y otros creadores alertaron de la situación en la que se estaban empezando a encontrar muchos de sus asociados, jubilados de profesiones como la docencia pero que seguían activos como autores: estaban recibiendo inspecciones de la Seguridad Social en las que se les instaba a elegir entre pensión y actividad intelectual remunerada y se les amenazaba con multas, algunas superiores a los 100.000 euros, por las cantidades ingresadas en los últimos ejercicios.

Después de que las inspecciones y sanciones hayan seguido su curso sin que el Gobierno del PP haya modificado su postura ni respondido a las protestas, varias entidades de gestión de derechos, como Cedro, Sgae y Vegap, y organizaciones profesionales, como la Asociación Colegial de Escritores o la Associació d’Escriptors en Llengua Catalana, presentaron recientemente la plataforma Seguir Creando, con la reclamación de que se suspendan los procesos abiertos y se modifique la normativa para compatibilizar la creación artística con la jubilación laboral. De momento, tanto PSOE como Ciudadanos se han manifestado a favor de tramitar en el Congreso una reforma legal que lo haga posible. Ahora todo está a la espera de quién formará el próximo ejecutivo.

Los impulsores de la plataforma alertan del “daño de proporciones incalculables” para la cultura del país que puede suponer que se arrastre a la inactividad a los autores en una etapa de su vida “en la que el grado de madurez, experiencia y sabiduría puede ser volcado en mejorar una sociedad cada vez más necesitada de peso intelectual” y la situación precaria en la que se encontrarán “los creadores, especialmente aquellos con menores rentas que no pueden complementar sus pensiones no contributivas, con el fruto de su conocimiento".

EL CONFLICTO

A diferencia de muchos países europeos, en España el cobro de una pensión es incompatible con mantener una actividad laboral ya desde 1974, sostienen desde el Ministerio de Trabajo. “Argumentan que en un país con nuestro índice de paro se estarían eliminando empleos: pero que un jubilado escriba un libro o componga música no quita el trabajo a nadie”, replica el secretario de la Associacio d’Escriptors en Llengua Catalana, Lluís Hansen.

Sin embargo, las dos sucesivas reformas legales de 2011 y 2013 que permitieron compatibilizar de forma parcial actividad y jubilación, así como el inicio del cruce de datos entre Hacienda y Seguridad Social para detectar fraudes, han tenido el efecto contrario: desde que se estableció que era compatible cobrar pensión y cantidades hasta el equivalente al salario mínimo (9.172 euros en el 2015), o mantener el 50% de la pensión y facturar cantidades mayores, han empezado por primera vez las inspecciones sistemáticas a quienes superan estos márgenes, y a quienes cotizan como autónomos y desgravan gastos por una actividad profesional continuada al mismo tiempo que cobran su pensión.

 “No se hace ninguna diferencia entre escritores o no escritores, el régimen que se les aplica es el mismo que al resto de ciudadanos y la solución que hay en asesorarse y cumplir la ley”, sostienen fuentes del Ministerio de Trabajo. “La pensión que han cotizado por otra actividad ahora no tienen derecho a cobrarla”, plantea Hansen. Aún es más grave, añade, el caso de las pensiones no contributivas que reciben escritores que no han podido compatibilizar la escritura con actividades como la enseñanza o profesiones liberales, absolutamente incompatibles con el cobro de cualquier ingreso.

CONFUSIÓN SOBRE LOS DERECHOS DE AUTOR

Al margen de actividades como cursos, conferencias y artículos en prensa, lo que resulta más difícil de justificar es que sea también incompatible con el cobro de pensión el de los derechos de autor por el trabajo intelectual realizado a lo largo de la vida, o con los premios literarios (excepto los nacionales, exentos de impuestos).

En este caso, como en otros muchos aspectos de este conflicto, cunde la confusión. Según un portavoz de Trabajo, los ingresos por derechos de autor son “neutros”: tras abrir una inspección a partir de los ingresos declarados a Hacienda, que no distingue su origen, “no se contabilizan los derechos de autor, y si una vez deducidos no se supera el límite, el expediente se cierra”. “No es cierto”, replica Lluís Hansen, que pone como ejemplo el de un socio de la AELC al que se le reclamaron en torno a los 100.000 euros y acabó con una sanción de 15.000 porque no se le contabilizaron los derechos de autor generados antes de su jubilación, pero sí los posteriores. Y el escritor Luis Landero ha asegurado que en su caso se le cuestiona su jubilación por los ingresos por derechos de autor antes y después de esta. Y ni unos ni otros acaban de tener claro qué sucede con los contratos editoriales que se firman con una cantidad a cuenta de los futuros derechos de autor.

La aplicación de la normativa es aún más confusa. "Nos proponen que los escritores se den de alta e interrumpan el cobro de su pensión cuando estén activos: ¿pero eso que significa, durante los dos años que pueden tardar a escribir un libro?", se pregunta Hansen.

{"zeta-legacy-despiece-horizontal":{"title":"Javier Reverte: \"Est\u00e1n cort\u00e1ndole la cabeza a la cultura del pa\u00eds\"","text":"Son bastantes los escritores afectados pero pocos los que han hecho p\u00fablica su situaci\u00f3n. Entre ellos, el premio Cervantes Antonio Gamoneda, que se ha planteado dejar de escribir y dar cursos, el tambi\u00e9n poeta Jos\u00e9 Manuel Caballero Bonald, el novelista Luis Landero... El m\u00e1s combativo de todos ellos, y quien abri\u00f3 la pol\u00e9mica, ha sido el periodista y escritor de libros de viajes Javier Reverte. En su caso, la inspecci\u00f3n de la Seguridad Social le ha retirado la pensi\u00f3n que cobra tras haber cotizado 40 a\u00f1os como periodista y le reclama los 121.000 euros que ingres\u00f3 como jubilado entre los a\u00f1os 2011 y 2015. \"El Ministerio de Trabajo no dice ni m\u00fa, y el ministro de Cultura no nos ha querido recibir\", lamenta. \"No me dan la opci\u00f3n de cobrar la mitad de la pensi\u00f3n y seguir escribiendo\", prosigue. La aplicaci\u00f3n de la normativa, adem\u00e1s ha sido cuento menos confusa. Los derechos de autor, el patrimonio que acumula un autor a lo largo de su vida, son compatibles con la pensi\u00f3n. \"Pero cuando firmamos contratos de edici\u00f3n, lo que cobramos es en concepto de adelanto de los derechos de autor, y\u00a0ellos consideran que no lo son; todo es un tiro que se pegan en el pie, porque nos deber\u00e1n devolver los impuestos que pagamos y perder\u00e1n los que seguir\u00edamos generando\", sostiene Reverte. Y eso solo en lo econ\u00f3mico:\u00a0\"Est\u00e1n cort\u00e1ndole la cabeza a la cultura del pa\u00eds, haciendo que gente en plenitud de sus facultades se retire\"."}}