EL ANIVERSARIO DE LA MUESTRA BARCELONESA

Mil recitales después

El libro 'Barnasants. Barricades de cançons', con textos de Josep Maria Hernández Ripoll y fotos de Juan Miguel Morales, recorre los 20 años de trayectoria del festival de trovadores

Los protagonistas 8A la izquierda, Aute, mostrando sus pinturas a Silvio Rodríguez en La Habana, en el cierre de Barnasants-08. A la derecha, Llach y Feliu Ventura, en el BTM (2005).

Los protagonistas 8A la izquierda, Aute, mostrando sus pinturas a Silvio Rodríguez en La Habana, en el cierre de Barnasants-08. A la derecha, Llach y Feliu Ventura, en el BTM (2005).

JORDI BIANCIOTTO / BARCELONA

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La foto de la portada, captada hace dos años en el recital de despedida de Al Tall, en el Auditori, con los músicos y sus invitados (Miquel Gil, miembros de Obrint Pas y Brams) en actitud exaltada y combativa, describe en buena medida el espíritu de Barnasants. «Un festival distinto a cualquier otro, que huye del concepto comercial, que está centrado en la importancia de la palabra», destaca el periodista y escritor Josep Maria Hernández Ripoll, autor, con el fotógrafo Juan Miguel Morales, de Barnasants. Barricades de cançons (Ed. Cal·ligraf), un libro que recorre los 20 años de este festival creado por Pere Camps.

Esas dos décadas contienen un millar de recitales, un historial que el libro resume en capítulos temáticos: las combinaciones de talentos (Lluís Llach y Feliu Ventura, Joan Isaac y Aute, Maria del Mar Bonet y Amancio Prada), las voces desaparecidas (Imanol, Hilario Camacho, Quintín Cabrera), los heterodoxos (Pau Riba, Pascal Comelade), la sintonía latinoamericana (Daniel Viglietti, Jorge Drexler)... Dando a las fotos un sentido que va más allá de la galería rostros reconocibles. Muchas de las imágenes resaltan la complicidad de los trovadores con el festival y con el público, y así se ve, por ejemplo, a Javier Krahe asistiendo a un recital, o a Camps mostrando su camaradería con Labordeta, Joaquín Carbonell y Eduardo Paz (La Bullonera). Y hay imágenes de camerinos y ensayos. «En Barnasants, el artista no se limita a venir, tocar y marchar, sino que participa del espíritu del festival. He querido que el libro reflejase que hay algo más que una serie de recitales», explica Morales. Ampliando los márgenes de Barnasants, se incluye una foto de la manifestación contra el IVA cultural, en la que Camps aparece junto a Pi de la Serra, Mario Gas y Vicky Peña.Hernández Ripoll, como Morales, ha seguido el festival desde sus inicios y destaca su voluntad de «evitar el publireportaje» en unos textos que combinan la ironía con cierta crudeza, sobre todo cuando evoca las primeras ediciones. «Recitales en las Cotxeres en que éramos cuatro gatos, cuando ninguna institución daba un duro por Barnasants», recuerda. ¿Cuándo comenzaron a cambiar las cosas? El autor ve dos puntos de inflexión. «Cuando se incorporó Luz de Gas y cuando L'Hospitalet se sumó al programa y, a partir de ahí, el festival salió de Barcelona», destaca.

Contra la marginación

Tal y como explica Camps en la entrevista que cierra el libro, Barnasants nació cuando «se hizo evidente la marginación que sufría la canción de autor». Veinte años después, Hernández Ripoll cree que «los cantautores le deben mucho al festival», y se pregunta: «un cantautor que comience, ¿dónde puede presentarse sino en Barnasants?». Y esas páginas finales adquieren un tono confesional cuando Camps apunta que el festival es más grande que él. «Me he de plantear cómo se puede dar continuidad a Barnasants sin mí», avisa.

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