Luz Casal: «La canción 'Gracias a la vida' refleja perfectamente mi actitud»

-Como hace tres años, también en marzo y tras superar un primer cáncer, canta en el Liceu. ¿Cómo se siente ante este reencuentro?

-El lugar siempre es importante; marca una manera de hacer, de moverse. Y después de aquella vez, de la que tienes un recuerdo tan bueno, cuando te dicen de volver te hace aún más ilusión. Es el reencuentro con un recuerdo muy presente. Y regresar a Barcelona es especial: es la ciudad en la que más he actuado. Hay un vínculo muy fuerte.

-¿Y cuál es su rincón preferido?

-Uf, tengo tantos. Pero sí, hay un hotel que no diré su nombre en el que escribo cada vez que voy. Si algún día tuviera que rematar ese trabajo, me instalaría allí. No sé si será una novela o qué...

-¿Podría ser autobiográfica?

-No, no. Ya hay una de Magda Bonet que llega hasta el 2007. Si tengo esa necesidad será cuando lleve una vida más complaciente, menos excitante. Es otro tipo de escritura que surgió de manera espontánea y me dejó perpleja. Pensé que sería el tema de una posible letra, pero se fue desarrollando de otra manera...

-Que en un año tan difícil como fue el 2007 escribiera canciones tan optimistas comoSé feliz sorprendió tanto como reconfortó. ¿Qué material ha ido surgiendo durante esta nueva batalla?

-Como ocurrió conVida tóxica, hasta ahora lo que tengo surge de una experiencia parecida: no es el reflejo de un tiempo difícil ni nada por el estilo. Es como si tuviera más valor la vida de los otros que la mía, como si hubiera tenido más tiempo para fijarme en los demás.

-La anterior gira la abría con ese bolero en el que defiende la alegría como destino. Y ahora incorpora en el repertorioGracias a la vida...

-Porque refleja perfectamente mi actitud en este momento. Una vez que vuelves a la normalidad y echas un ligero vistazo atrás... Sentí la necesidad de hacerlo. Pero no sé si en el Liceu la cantaré.

-En Vida tóxicaescribió con Tino di Geraldo Besos al aire y volvió a fichar a Carlos Goñi. ¿Les volverá a reclutar?

-Tino, que toca la batería en mi grupo desde el 89, es más que un fiel escudero. Es un músico con muchísimo talento. Un compañero indispensable. Y si surge una canción juntos, pues perfecto. Son cosas que no se planean. Y contar con el talento de Carlos es maravilloso. Son dos nombres importantes en mi vida.

-Durante su recuperación, recibió lo que ha descrito como «chutes de energía», desde oraciones hasta avellanas y aceite de oliva... Pero, ¿qué es lo que más le ha sorprendido?

-Para ser justa, todos han sido importantes, desde el que te recomendaba una determinada terapia o te daba información sobre un alimento determinado y muy desconocido, hasta la gente que te enviaba flores, productos alimenticios... Cada uno ofrece y expresa su cariño a su manera.

-¿Y qué sentimiento le acecha a uno cuando ve que lo que toca ahora es retomar todo que quedó pendiente?

-Es un sentimiento muy agradable. Es como despertarse de una noche muy agitada, con pesadillas y encontrándose muy mal, y despertar viendo que luce el sol y que tienes toda tu fortaleza e ilusión casi intactas.

-¿Qué opina de que Miguel Ríos, el que le dio la oportunidad de debutar ante el gran público con la giraEl rock de una noche de verano (1983), se haya retirado?

-Es una decisión meditada. Hay quien piensa morir con las botas puestas y otros que se apartan. Me daría pena si se sintiera obligado a hacerlo.

-¿Y a usted se le ha pasado por la cabeza?

-¡No! Todavía está lejos.

-Cada vez más gente pública anuncia que padece un cáncer. Y lo hacen ¡con optimismo!

-Claro, parece una frivolidad, pero por qué no decirlo. Es la única manera de afrontarlo. Lo contrario es añadirle temores, miedos, dramas que no tienen por qué existir.