EL LEGADO ARTÍSTICO DEL MAESTRO MALAGUEÑO

Humanizar al genio

El cuadro de Picasso 'Ciència i caritat'.

El cuadro de Picasso 'Ciència i caritat'.

GEMMA TRAMULLAS
BARCELONA

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«¡Con 15 años, Picasso aún no era Picasso; era solo Pablo Ruiz!», exclamaba ayer el director del Museu Picasso, Pepe Serra, durante la presentación de una exposición que contribuye a desmontar la leyenda del niño prodigio alimentada desde la excesiva mitificación de obras como Ciència i caritat. El análisis científico de esta tela de 1897 -una de las joyas del museo- muestra los titubeos de un adolescente que hizo un gran esfuerzo técnico y físico (el lienzo era demasiado grande para su corta estatura) para contentar a su padre pintando un cuadro que agradara al jurado de la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid. El cuadro pasó sin pena ni gloria por la exposición (ganó una de las 125 menciones honoríficas) y marcó el fin de la etapa academicista de Picasso.

La muestra Ciència i caritat al descobert ofrece una radiografía que revela cómo el artista subsanó tres errores iniciales de composición («¡pues no está el doctor tomándole el pulso a un guante!», ironizó un crítico de la época). Los rayos X también descubren la dificultad que le supuso pintar el rostro de la mujer enferma, que retocó varias veces con distintas capas de pintura. Un análisis reflectográfico también confirma que Picasso pintó directamente sobre la tela, sin dibujo previo, y otro análisis de pigmentos descubre el uso de una paleta de 16 colores más propio del fauvismo que del realismo social que entonces triunfaba. Lejos de restarle valor, estos resultados devuelven, a la obra y a su autor, a su dimensión humana.

Estos análisis dignos de la serie CSI se acompañan de obras como La visita de la madre (1892), de Enrique Paternina, y El doctor (1891), de Luke Fildes, que ilustran el gusto de la época por la temática hospitalaria y la exaltación del médico. En Ciència i caritat el modelo para el médico es el padre de Picasso, la enferma es una mendiga contratada y la monja, un chico disfrazado, pero detrás de tanta pose late la muerte a los 13 años de Conchita, la hermana del pintor. Picasso pintó esta escena, que también se incluye en la exposición, abierta desde hoy hasta el 20 de febrero.