Sensaciones biónicas

Dar vida a manos biónicas que puedan simular la naturaleza ya está mucho más cerca.

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Neurocápsula

Agarrar con la fuerza correcta, tocar y sentir un objeto… Hacemos esto miles de veces al día sin pensar en ello. Sin embargo todo esto son acciones que requieren una compleja secuencia de movimientos y respuestas sensoriales. Tener éxito en reproducir tales prodigios en un laboratorio es un verdadero desafío. Pero dar vida a manos biónicas que puedan simular la naturaleza ya está mucho más cerca.

Dennis Aabo Sørenson, un señor de Dinamarca, perdió la parte inferior de su brazo izquierdo hace nueve años en un accidente con fuegos artificiales el día de fin de año. Ahora a sus 36 años, Sørenson ha vuelto a tener el sentido del tacto durante un ensayo clínico, gracias a una nueva prótesis biónica. No estamos hablando de una prótesis que ayuda a recuperar la destreza de coger y manejar objetos. ¡Estamos hablando nada más y nada menos que recuperar una experiencia sensorial! ¡El ser capaz de detectar la textura y otras características de una objeto con una mano no-biológica de forma consciente! En definitiva, volver a sentir. El dispositivo protésico, llamado LifeHand 2, está cubierto de sensores que interpretan la información basada en el movimiento de unos tendones artificiales. Los sensores se conectan a cuatro electrodos que se conectan a su vez al sistema nervioso de Dennis en la base de su brazo natural. Unos complejos algoritmos informáticos se desarrollaron para traducir las señales eléctricas ‘en bruto’ en unos impulsos más refinados que pudiesen ser procesados por el cerebro humano.

Primeros ensayos

Al principio de las pruebas, los investigadores estaban preocupados pensando que los nervios no funcionarían después de estar en desuso durante casi una década. Afortunadamente, las pruebas preliminares mostraron que continuaban siendo funcionales y sensibles. Durante 30 días, Sørenson estuvo conectado al dispositivo haciendo todo tipo de pruebas con los investigadores. El mayor éxito llegó cuando le vendaron los ojos y le pusieron unos auriculares para pedirle que identificara distintos objetos sólo a través del tacto. Describió la retroalimentación sensorial como "increíble", y fue capaz de identificar la forma y la dureza de todos los objetos, algo que no había sido capaz de hacer en muchos años. Desafortunadamente, debido a las regulaciones para los ensayos clínicos, Sørenson sólo ha sido capaz de tener los electrodos implantados durante un mes. Los investigadores confían en que los electrodos podrían haber permanecido en su lugar durante varios años sin efectos adversos.

Otros ejemplos de investigaciones

Esto último, mientras leía el artículo académico publicado en Science Translational Medicine, me hizo reflexionar sobre el desfase entre evolución científica y regulaciones sobre ésta. Hallazgos, técnicas y procesos que parecen estar en discordancia con nuestro status quo. Y curiosamente me topé con el siguiente póster éste sábado en la exposición “3D: Printing the Future” en el London Science Museum:

“La pistola ‘liberadora’: Ville Vaarne és un periodista Finés que descargó el diseño de una pistola a través de un archivo digital que circulaba de forma gratuita por internet. Imprimió el diseño con una impresora 3D y luego la disparó. La bala salió disparada por el cañón pero la pistola se rompió en 4 pedazos. Cuanta más gente pruebe las impresoras 3D, más inventos de acceso libre (open-source) estarán disponibles. ¿Cómo debería regular la sociedad este tema para proteger a la gente y sus ideas? ¿Qué piensas tú?”

¿Cómo será la evolución?

Muchos de los avances tecnológicos en los próximos años van a afectar positiva y notablemente nuestra calidad de vida. Es tremendamente inquietante imaginar cómo será el desfase no tan sólo entre evolución científica y regulaciones sobre ésta, también la percepción social de avances tecnológicos que comprometen la relación hombre-máquina a un ritmo exponencial. Hay, y habrá, una tensión entre cambios (tecnológicos) y estabilidad (social) que no sólo será crucial para entender el progreso contemporáneo, y es que su importancia se remonta a todo el proceso de evolución biológica. Hay dos principales vías para superar tal tensión. Una vía es alcanzar estructuras (sociales) que sean capaces de mantener la estabilidad y la incorporación de cambios (tecnológicos) constantes. Una segunda vía es encontrar mecanismos capaces de detectar e implementar los cambios que sean más ventajosos. Definitivamente, lo más efectivo será una combinación de ambas. ¿Seremos capaces?