El 2017 irá bien si...

Es más que probable que las previsiones de los organismos internacionales y del Gobierno se queden cortas y que la economía española crezca el próximo año por encima del 3%, algo más del doble de lo que lo haga, de media, la UE

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La mayoría de los organismos internacionales y el propio Gobierno español prevén que España crecerá sobre el 2,5% del PIB el próximo año; reduciendo el desempleo al 16-17% a final del 2017. Pero probablemente se volverán a equivocar por exceso de prudencia. Tanto los unos, como el otro, llevan errando sus previsiones, por pacatas, desde hace tiempo. Desde el año 2012 las previsiones se han superado año a año. Por eso, lo lógico es que lo probable es que crezcamos el año que viene por encima del 3%; medio punto más. Algo más del doble de lo que crezca la Unión Europea de media.

Ese medio punto, que puede ser fundamental en la consolidación del crecimiento, permitirá que el desempleo baje; se cumpla el déficit público; no crezca la deuda o incluso disminuya; se puedan financiar mejor las pensiones;... Como diría un expresidente español «España irá bien».

En previsiones económicas siempre hay un pero. Para que eso se cumpla se necesita que se refuerce la confianza en la estabilidad económica y política de España. Para ello, el Gobierno (PP) debe conseguir mantener parte importante de la política económica que ha llevado a crecer el 3,2%, el doble de lo que crece la media de la UE. De ahí lo importante de los mensajes que se trasmiten. Si son de acuerdos responsables, mejoran esa confianza; en caso contrario, la destruyen. Un ejemplo: desmontar toda la reforma laboral del 2012, a pesar de lo que digan los sindicatos, sería un error. Hasta los líderes sindicales lo saben. Buscan retroceder al 2011 y recuperar la obligación de la jerarquía por la que los convenios sectoriales obligan a los de empresa. Algo que va contra la flexibilidad empresarial que ha mejorado la competitividad española.

Los factores externos de la economía seguirán siendo favorables. Los intereses bajos permanecerán porque el Banco Centra Europeo (BCE) seguirá regando con liquidez la zona euro, para mantener en niveles moderados las primas de riesgo de sus deudas soberanas, a pesar de que la Reserva Federal suba el tipo de interés en EEUU a principios de año. Como es costumbre, el BCE irá a remolque del estadounidense con retraso.

Precio del petróleo

El precio del petróleo seguirá moderado porque aunque la OPEP reduzca la oferta de crudo, el 'fracking' norteamericano frenará esa disminución. El precio del barril no subirá muy por encima de 60 dólares, el nivel que hace que la fracturación hidráulica sea rentable. Es más, si sube el crudo, los países productores recuperarán capacidad de gasto. Por tanto, lo comido por lo servido. A España le costará más importar energía, pero sus empresas podrán exportar más. Una exportación basada en los menores costes salariales y, en parte, en la buena preparación de nuestros ingenieros como, por ejemplo, en la construcción de infraestructuras.

El consumo interno se mantendrá si el desempleo sigue bajando y aumenta la confianza en encontrar trabajo o mantenerse en él. El estoc de vivienda residencial en buenas zonas se está acabando y la construcción recupera pulso creando nuevamente trabajo; no tanto como antes de la crisis, pero más que en los últimos años.

Turismo y banca

El turismo seguirá creciendo porque nuestros competidores del Mediterráneo o son más caros, como Italia, o su temporada es pequeña, como Croacia, o tienen el estigma del terrorismo. Seguiremos teniendo más de 70 millones de visitantes. Por eso, las infraestructuras alrededor de este sector (el 12% del PIB) seguirán creciendo (más trabajo) y se recuperará, poco a poco, el valor de la propiedad en la costa.

Sin embargo, otro de los sectores punteros, la banca, seguirá teniendo dificultades para aumentar su rentabilidad debido a los bajos intereses, que solo a mitad de año empezarán a crecer tímidamente. Eso subirá el coste de la deuda en el segundo semestre, Lo que se conoce como prima de riesgo subirá, por lo que sería conveniente no endeudar más a las Administraciones Públicas. Aunque para esto los políticos deben evitar la tentación de aumentar indiscriminadamente el gasto público. De ellos depende.

El crecimiento estable depende de que los políticos den sensación de estabilidad política y no cometan errores en economía. Depende de si consiguen aprobar unos presupuestos razonables para cumplir con el déficit público acordado con la Unión Europea; de si no se empecinan en agostar a las empresas y a los consumidores subiendo los impuestos directos y reducen los gastos públicos; de si tranquilizan al inversor con un pacto de la reforma constitucional que ofrezca un horizonte de estabilidad para varios años.

Y esta vez no es solo el Gobierno, porque dada la composición del Parlamento nada se puede aprobar si no hay un acuerdo entre varios partidos y porque una reforma constitucional necesita mucho más que una mayoría absoluta. No obstante hay grupos parlamentarios que parecen estar dispuestos a romper la baraja. Ese es el peligro.

En resumen, la economía en el 2017: bien, si...