Voluntarios que encienden las luces de una vejez activa

Creu Roja fomenta programas de envejecimiento activo para facilitar a personas de la tercera edad más vulnerables mayor calidad de vida y su participación en actividades de la comunidad. Jóvenes y mayores las acompañan altruistamente

Voluntarios que encienden las luces de una vejez activa_MEDIA_1

Voluntarios que encienden las luces de una vejez activa_MEDIA_1

CARME ESCALES / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En el atardecer de la vida, la autonomía viaja siempre en la valija de los deseos. Disponer de suficientes ingresos para salir a comprar todo lo dignamente necesario, y valerse por uno mismo para realizar actividades, dentro y fuera de casa, es para muchas personas mayores una verdadera utopía.

Un quinto piso sin ascensor, dos muletas para caminar o una pensión que no cubre ni el alquiler son el contexto cotidiano de muchos vecinos, en ciudades y pueblos, y el reflejo de una sociedad que apagó la luz de la sala de sus mayores. Encenderla y procurar vida y pequeños retos e ilusiones en ella es la noble misión de los programas de atención que impulsa Creu Roja destinados a personas mayores que, no por su edad, sino por sus circunstancias de salud, económicas o familiares, conviven con las hostiles compañías de la limitación y la soledad.

«La mayoría de programas de atención y acompañamiento a las personas mayores se llevan a cabo gracias a personas voluntarias, y este año, en concreto, hemos querido poner el foco en atraer a voluntarios para potenciar el envejecimiento activo, la detección de situaciones de riesgo y vulnerabilidad o la lucha contra los maltratos de este colectivo», explica Susanna Roig, Directora del Àmbit Gent Gran i Atenció a la Dependència de Creu Roja CatalunyaSuma't al voluntariat amb la gent gran es el gancho de la campaña con la que Creu Roja ha pretendido no solo atraer a nuevos voluntarios, sino también sensibilizar a la ciudadanía sobre los derechos y las necesidades del colectivo de personas mayores.

La llamada, promovida conjuntamente con la Diputació de Barcelona, se ha difundido en las redes sociales con la etiqueta #MaiCaminareuSols,#MaiCaminareuSols en los canales digitales de la Corporació Catalana de Mitjans Audiovisuals (CCMA) y a través de un video que puede verse en la web de Creu Roja (www.creuroja.org) que pone en valor las diferentes necesidades de la gente mayor. Paliar la soledad, organizar actividades que motiven el envejecimiento activo y favorecer la participación de estas personas en espacios comunitarios son medidas que comprende la iniciativa. «A las situaciones de aislamiento y soledad se llega por el propio proceso de envejecimiento. Es muy probable que sean personas viudas y que las amistades coetáneas ya no estén, o se encuentren en un entorno también envejecido, o al contrario, que los vecinos sean jóvenes que pasan todo el día fuera de casa. En ese contexto, no siempre se cuenta con capacidades y recursos para continuar participando en actividades en el barrio», resume Roig. «Y todas las personas necesitamos los vínculos afectivos», añade.

DAR Y RECIBIR

La situación de fragilidad es la que determina la necesidad de acompañamiento de las personas mayores. Estas pueden dirigirse directamente a una sede de Creu Roja, donde se analizan sus necesidades o se derivan a entidades sociales, o pueden llegar derivadas de un trabajador social o un CAP. Y, en el caso de las personas voluntarias, deben tener más de 18 años y sensibilidad para realizar el acompañamiento. Cualquier persona puede inscribirse como voluntario, a través de un formulario al que se accede desde www.creuroja.org.

trabajador social o un CAP.www.creuroja.org.Tras una entrevista personal, el candidato a voluntario recibe una formación inicial sobre nociones básicas de la acción de Creu Roja, y los valores y principios de la institución. Se imparten diferentes módulos formativos, sobre actuación social y la dirigida a colectivos específicos como las personas mayores. En este último, se profundiza en las situaciones que la persona voluntaria encontrará, así como los límites de su intervención o cuestiones de de relación con la persona a la que acompañará, como la asertividad o la empatía, además de aproximarla a la realidad del proceso de envejecimiento y los cambios fisiológicos, psicológicos y sociales que conlleva.

«El voluntario nunca llevará a cabo trabajos profesionales, como la higiene o dar de comer a una persona mayor. No sustituye al profesional preparado para dar tales servicios», aclara Roig. «Se trata de visitar a la persona en su domicilio, ofreciéndole compañía, conversación, leyéndole el periódico, o acompañándola a realizar sus compras o encargos, un paseo o la visita al médico», precisa Roig. «Como sociedad, tenemos todavía un reto que alcanzar: visualizar y situar a las personas mayores en el lugar que merecen. A veces olvidamos que somos lo que somos y tenemos lo que tenemos porque muchas de esas personas mayores lucharon antes para poderlo tener», expresa la responsable del Àmbit Gent Gran i Atenció a la Dependència de Creu Roja. Roig también lamenta la falta de reconocimiento social de «la enorme contribución que hacen muchas personas mayores ocupándose y sosteniendo, con su pensión, a sus nietos, a consecuencia de la crisis económica de muchas familias».

En Catalunya, Creu Roja atiende anualmente en torno a las 41.000 personas mayores -datos del 2014-. En la demarcación de Barcelona, son unas 27.000. Para su acompañamiento, se cuenta con unos 2.500 voluntarios y voluntarias. La participación en talleres, charlas y propuestas de actividad física y de ocio, así como encuentros con otras personas de la tercera edad forman parte de ese envejecimiento activo que se promueve. Es la luz que enfoca la vida y emociones en compañía, desenfocando la soledad, y «recordándonos que algún día podemos ser nosotros» -dice Roig- quienes demos cuerda al voluntariado, «con una sonrisa y un gracias», a quien, de igual manera, nos acompañe.