Alternativas al uso de herbicidas

Durante muchos años las hierbas que crecen de manera espontánea en los alcorques, en la base de los árboles, se han combatido con mucho esmero a base de glifosato. Pero el uso de este producto químico tiene sus días contados en la ciudad de Barcelona. La Comissió d'Ecologia Urbana i Mobilitat aprobó por unanimidad el pasado mes de febrero la erradicación progresiva del uso de este herbicida.

El glifosato se impuso porque retirar manualmente estas hierbas de los alcorques de toda la ciudad requeriría invertir muchos recursos. El herbicida era, en definitiva, la solución más rápida y económica. Esta percepción ha cambiado en los últimos años, pues han aparecido diferentes estudios sobre las consecuencias negativas del glifosato, tanto para el medioambiente como para la salud. "La decisión de erradicar totalmente el uso de este producto en Barcelona se tomó cuando la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que el herbicida era, probablemente, carcinógeno para los humanos", explica Izaskun Martí, directora del departamento Conservació de Medi Ambient i Serveis Urbans del Ayuntamiento.

Hoy en día existen diferentes alternativas para retirar estas malas hierbas, como las pistolas de vapor de agua y las de propano, que las queman. También se puede prevenir su aparición impidiendo que el sol alcance la base del árbol: "Algunos alcorques están cubiertos con una capa de triturado de poda y apenas salen hierbas, porque no les toca la luz, pero esta solución también tiene sus inconvenientes", cuenta Martí, en referencia a los problemas para mantener en orden y limpios los alcorques situados en calles con mucho paso.

CAMBIAR EL CHIP

La mejor solución pasa por cambiar radicalmente el chip, explica Martín, y "ver las hierbas que crecen espontáneamente como sinónimo de biodiversidad". Con esta idea, el Ayuntamiento ya ha suprimido el uso del glifosato en 10 barrios, un por distrito, para estudiar el 'comportamiento' de estas hierbas silvestres. "Haremos un seguimiento de las especies que aparecen, estudiaremos cómo salen las plantas y veremos qué se puede hacer para mantenerlas de manera adecuada", explica la directora.

Hablar de 'malas hierbas', entendidas como unas plantas no deseadas, solo tiene sentido en una plantación, pues disminuyen el rendimiento del cultivo e incluso pueden afectar infraestructuras agrarias tales como las canalizaciones de agua. En la ciudad, las malas hierbas son simplemente hierbas. "También son verde, y algunas hacen flor, son bonitas. No debe verse como signo de dejadez -añade Martí-, porque no lo es".

El verde de la avenida de Can Marcet, urbanizada hace un par de años, es un buen ejemplo de jardinería sostenible. En este punto del distrito de Horta-Guinardó no se usa el glifosato. De hecho, este controvertido herbicida no tiene sentido porque en los alcorques se han plantado diferentes plantas, especies autóctonas y resistentes, que no requieren recursos hídricos elevados.

Can Marcet también es un buen ejemplo de jardinería ecoeficiente porque cuenta con diferentes sistemas de drenaje de agua que permite aprovechar al máximo el agua de la lluvia. En concreto, varios parterres hundidos, con forma de cráter, sirven para recargar los acuíferos. Y en la calle de Maternitat Elna se han colocado un pavimento permeable que abastece a los árboles.

TRANSICIÓN

En esta transición hacia una jardinería más ecológica, el Ayuntamiento también apostará por los sistemas basados en la introducción de depredadores naturales, que permiten hacer un control biológico. Es la llamada lucha biológica, que consiste en combatir las plagas de los árboles a través de sus enemigos naturales, ya sean depredadores, parasitoides o patógenos. Estos organismos se encargan de reducir los niveles poblacionales. 

Páginas de información de la ciudad realizadas con la colaboración del Ayuntamiento de Barcelona.