Venezuela, un país en una grave crisis económica y social

La policía introduce en el furgón a un grupo de detenidos por los saqueos en la ciudad de San Fernando.

La policía introduce en el furgón a un grupo de detenidos por los saqueos en la ciudad de San Fernando.

VÍCTOR RICO / SAÚL HERNÁNDEZ (CARACAS)

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Venezuela  se encuentra sumergida en una las peores crisis económicas, políticas y sociales de su historia. La población delinque por la carencia de alimentos y medicinas; enfermedades que se pensaban erradicadas hace décadas han resurgido y los ataques a la prensa son cada vez más frecuentes.

Por tercer año consecutivo, el país ha obtenido el primer lugar de las economías más miserables del mundo, de acuerdo con un índice construido por Bloomberg que combina las perspectivas de inflación y desempleo de cada nación. Este año se estima que la economía venezolana se contraiga el  7,4% y la inflación se dispare al 1.134%, según cifras del Fondo Monetario Internacional (FMI).  Según una encuesta de la empresa Venebarómetro de diciembre del 2016, una quinta parte de los venezolanos afirma comer solo una vez al día y 78 de cada 100 señalan haber perdido peso por la carencia de alimentos, un fenómeno que ya es conocido como la «dieta de Maduro».

Los nuevos delincuentes

El hambre es tal que las personas roban para poder sobrevivir, como alerta el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) en un informe reciente. Ciudadanos  de a pie ahora se han convertido en delincuentes ‘amateurs’. Y la violencia se ha disparado: de 79 a 92 homicidios por cada 100.000 habitantes, entre 2013 y 2016.

Los estantes de las tiendas de alimentos no son los únicos que lucen vacíos, también los hospitales carecen de medicamentos básicos, lo que ha generado una crisis de salud en el país sudamericano. Entre el 2015 y el 2016 la mortalidad infantil se disparó el 30% y las muertes maternas, el 66%. Enfermedades como la difteria, que se habían erradicado del país desde hace 24 años, reaparecieron el año pasado. Los casos de malaria pasaron de 136.000  241.000 en el mismo periodo, mientras que los de Zika aumentaron dramáticamente de 71 a más de 59.000.

Antes de la muerte de Hugo Chávez, en marzo del 2013, ya existían voces desde la misma izquierda que alertaban del desastre inminente, una de ellas la del intelectual estadounidense Noam Chomsky, que de ser partidario del chavismo terminó deslindándose del régimen.

Si bien Chávez representó en un principio la esperanza de los pueblos oprimidos del continente para romper con la corrupta élite gobernante y con el «imperialismo» de Estados Unidos, para Chomsky terminó en una oportunidad perdida al no crear una economía sostenible, viable y apostar todo a la riqueza petrolera. Ahora, Venezuela está en situación de desastre.

La chispa que detonó la nueva ola de protestas, iniciadas el 1 de abril, fue la pretensión fallida del Tribunal Superior de Justicia de tomar para sí las atribuciones de la Asamblea Nacional, dominada por la opositora Mesa de Unidad Democrática, acusada por Maduro de boicotear y asfixiar económicamente a su gobierno.

La convocatoria a una Asamblea Constituyente «obrera y popular» el próximo 30 de julio es la última acción de Maduro que ha encendido los focos rojos de la comunidad internacional, y de la Organización de Estados Americanos (OEA) en particular, que hasta el momento ha sido incapaz de ponerse de acuerdo para intervenir debido a la división entre sus miembros.